Un clásico que dejará huella
El Real Madrid y el Barcelona se enfrentarán mañana por la Semifinal de la Copa del Rey en el Santiago Bernabéu.
A la espera de que no se crucen sus caminos en la Liga de Campeones, la vuelta de las semifinales de la Copa del Rey depara el clásico de mayor trascendencia para un Real Madrid que se juega ante su eterno enemigo dos competiciones en cuatro días y un Barcelona que quiere extender su dominio en la competición.
Dejará huella el clásico para Real Madrid y Barcelona. Los de Santiago Solari en una Copa del Rey a la que esta campaña sí se le concedió importancia, como el camino más corto a un título en un curso repleto de irregularidad. Dos duelos ante el eterno rival que marcarán el camino con la opción de quedar sin opciones en dos competiciones y tener que jugarse el todo o nada, un año más, a su torneo predilecto, la Liga de Campeones.
Para los de Ernesto Valverde un torneo que ha ido ganando importancia en su actual edición según se fueron superando barreras. En principio, la eliminación de la última Liga de Campeones con el desgaste físico mostrado en Roma, invitaba a no realizar excesos. Pero un grupo liderado por un ganador natural como Leo Messi no entiende de tirar competiciones. Remontaron al Sevilla y ahora quieren extender su dominio abrumador copero, con LaLiga prácticamente en el bolsillo gracias a su regularidad.
En una década de asaltos del Barcelona al Bernabéu con recitales de Messi, hasta nueve victorias en 16 encuentros en todas las competiciones por solo cuatro triunfos madridistas, los de Solari quieren voltear la historia y acceder a la final de Sevilla.
Deberá enterrar sus dudas, renacidas de nuevo tras un tropiezo inesperado liguero ante el Girona que cortaba la racha de grandes resultados y buen juego con la que firmó su esperada reacción. El empate del Camp Nou de la ida, donde acarició el triunfo que cosechó en el derbi del Metropolitano o la vuelta con victoria a domicilio ante el Ajax en Liga de Campeones alimentaron de nuevo la esperanza blanca. Poco importará en un clásico del todo o nada, con la afición del Santiago Bernabéu volcada para impulsar a su equipo.
Solari tomará decisiones que marcarán su personalidad como técnico. La indisciplina en público de Gareth Bale, que se negó a seguir calentando en el Ciutat de València y a celebrar su gol con compañeros, deja al técnico argentino en una encrucijada. Con Isco no le tembló el pulso pero ahora necesita al galés, al que incluso medita incluir en el equipo titular. Sería en detrimento de Lucas Vázquez ya que Vinicius se ha convertido en pieza intocable.
La portería la ocupará Keylor Navas, quien sabe si en su último partido del curso a no ser que Solari le de alguno de Liga si el Real Madrid avanza en 'Champions', y el capitán Sergio Ramos regresa a la zaga cumplida su sanción. Son los dos cambios fijos que se esperan en un equipo que puede retocar su ataque y con una duda por despejar en el lateral izquierdo. Marcelo tendrá la oportunidad en un clásico. Todo apunta a que el liguero que es de menor trascendencia. Si le llega en Copa tendrá la oportunidad de levantarse y resarcirse de la mala imagen dejada recientemente.
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El Barcelona se acogerá al gran momento de Messi y a su monopolio en la Copa del Rey -cuatro títulos consecutivos- para continuar vivo en su competición fetiche, aunque todo pasa imperiosamente por marcar en el Bernabéu en las semifinales coperas.
El dominio de los azulgrana en esta competición es abrumador, con seis títulos en la última década y 23 eliminatorias a doble partido superadas en la Copa. De hecho, el Real Madrid fue el último que lo apeó de la competición del k.o., en una eliminatoria en la que los madridistas solo empataron en la ida jugada en su casa (1-1), pero le dieron la vuelta en el Camp Nou (1-3).
Ahora, la situación es a la inversa, en la ida el Barça empató con el mismo resultado y, teóricamente, la ventaja es del equipo de Solari, que afronta a la vuelta en casa, aunque, claro, todo se tiene que medir en función del 'factor Messi'. Y es que al argentino se le da especialmente bien el Bernabéu, donde en 19 partidos ha marcado quince goles.
Messi, renqueante durante unos partidos tras sufrir una contusión en el muslo ante el Valencia (2 de febrero), demostró en el último partido ante el Sevilla que se ha recuperado y lo ha hecho a lo grande: con tres goles en un escenario de los grandes. Ahora, en el Bernabéu, encara dos partidos en cuatro días, él y su equipo, para clasificarse para la final copera y para descartar prácticamente a los madridistas de la lucha por LaLiga.
Con dos partidos tan consecutivos en el tiempo, Ernesto Valverde tendrá que elegir bien sus opciones y diseñar una estrategia diferente según el escenario de ambas competiciones. Perder mañana sería quedarse sin un título, perder el sábado no tendría un efecto secundario negativo. De todos modos, las últimas alineaciones ante Lyon y Sevilla sirven de pista para los dos compromisos en Madrid.
Para que el Barça se sienta dominador, necesita tener personalidad en la medular, algo que sin Arthur Melo (lesionado y ausente al menos este miércoles), Valverde ha conseguido con Sergi Roberto. Sin él en el lateral, la velocidad de Nelson Semedo le ha ido muy bien cuando se ha tenido que medir a Vinicius. Todo apunta a que será Lenglet, y no Umtiti, quien juegue como acompañante de Piqué; y Alba es inamovible por la banda izquierda.
Pese a la falta de descanso de Busquets y Rakitic, ambos son indiscutibles. Para mantener el estilo, Sergi Roberto o Carles Aleñá tienen el perfil deseado en vez de Arturo Vidal, cuya presencia garantiza más vértigo que control. Arriba, con Messi y Suárez seguros en el once, puede ser el momento de Ousmane Dembélé en la posición de Coutinho. Por cierto de Malcom, uno de los mejores en el partido de ida y autor del gol del empate, no se tienen noticias desde entonces.
Valverde: "Tenemos que ir a ganar, como hacemos siempre. Será un partido atractivo y bonito para la gente, pero queremos ganar" #ElClásico pic.twitter.com/nk1xsYrkH1 — FC Barcelona (@FCBarcelona_es) 26 de febrero de 2019