Insólita historia de bebé que sobrevivió bajo escombros de edificio derrumbado
Ese fatídico día el padre del pequeño estaba en el trabajo cuando su esposa le llamó para decirle que el edificio se había derrumbado.
La historia de supervivencia del pequeño, Ivan Fokin, de 11 meses, quien permaneció casi 36 horas atrapado entre los escombros de un edificio de apartamentos que se había derrumbado en la ciudad rusa de Magnitogorsk entre la madrugada del 31 de diciembre de 2018, sigue dando de que hablar por lo insólito del suceso.
Ese fatídico día el padre del pequeño estaba en el trabajo cuando su esposa le llamó para decirle que el edificio se había derrumbado. Ella escapó de los escombros con su hijo de 3 años, de acuerdo con la prensa local.
“Estaba dormida en el sillón con mi hijo mayor, abrazándolo, y el pequeño estaba dormido en su cuna”, relató la madre, Olga Fokina, en televisión. “Yo y el mayor caímos y salimos rápido, y no sabía que había pasado con la cuna después”.
El rescatista Piotr Gritsenko dijo en televisión que el hallazgo del bebé ocurrió después que uno de los socorristas escuchó llantos leves.
“Apagaron todo el equipo. Empezó a llorar más fuerte”, pero no podían hallarlo, dijo. Se trajo un perro de búsqueda y confirmó que había alguien bajo los escombros, lo que concentró las labores de rescate.
El gobernador regional Boris Dubrovsky dijo que el niño al parecer estuvo protegido por su cuna y al haber estado abrigado, según reportó la agencia de noticias Interfax.
El infante yació atrapado en su cuna, soportando bajas temperaturas gélidas, mientras los rescatistas excavaban entre los escombros del edificio de apartamentos que se había derrumbado cuando de repente escucharon un leve sonido.
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Era un aliento de vida.
El martes 1 de enero de 2019, para sorpresa y regocijo de todos, sacaron vivo a un bebé de entre los escombros, casi 36 horas después del desastre que destruyó su hogar. Su padre dijo que era un “milagro de Año Nuevo”.
El derrumbe del edificio situado en la ciudad rusa de Magnitogorsk la madrugada del lunes 31 de diciembre de 2018, causó la muerte de por lo menos 38 personas que vivían en el inmueble.
El colapso se dio tras una explosión que se presume fue ocasionada por una fuga de gas.
El pequeño, Ivan Fokin, de 11 meses, se encontraba en condición grave, dijeron las autoridades el día del recate, ya que presentaba fracturas, heridas en la cabeza, hipotermia y congelamiento causado por las temperaturas de -20 grados Celsius (-4° Fahrenheit), pero con vida.
Fue trasladado el mismo martes 1 de enero, vía aérea a Moscú, a 1.500 kilómetros (900 millas) de distancia, en un intento desesperado de salvarle la vida. A su llegada a la capital rusa se encontraba en condición estable, dijo el director del instituto nacional de salud pública Vladimir Uiba, de acuerdo con un reporte de la agencia de noticias estatal Tass.