Mundo - 17/8/20 - 02:30 PM
China aprueba patente de una vacuna contra la COVID-19 aún en fase de pruebas
Los autores subrayaron, no obstante, que ningún participante en las pruebas de fase dos estuvo expuesto al virus después de la vacunación, por lo que no es posible aún determinar si el candidato a una cura que protege eficazmente contra la infección del SARS-CoV-2.
La Oficina Estatal china de Propiedad Intelectual (SIPO, por sus siglas en inglés) aprobó la primera patente de una candidata a vacuna contra la COVID-19 -aún en la tercera fase de pruebas- que podría "ser producida en masa en un breve periodo de tiempo", recoge hoy la prensa local.
Esta vacuna, desarrollada por el Instituto Científico Militar y la compañía biofarmacéutica china CanSino Biologics, comenzó a usarse a finales de junio en el Ejército chino después de que un equipo dirigido por el investigador Chen Wei descubriera un anticuerpo monoclonal neutralizante altamente eficiente.
Los resultados de la segunda fase de los ensayos clínicos de la vacuna demostraron que es segura e induce respuesta inmune contra el coronavirus, de acuerdo con una investigación publicada a finales de julio en la revista The Lancet.
Según la patente de la SIPO, la vacuna ha mostrado una "buena respuesta inmunológica en ratones y roedores, y puede inducir al cuerpo a producir una fuerte respuesta inmune celular y humoral en poco tiempo", recoge el periódico cantonés Southern Metropolis.
La patente asegura que esta vacuna "puede ser producida en masa en un corto periodo de tiempo", y que es "rápida y fácil de preparar". Su seguridad y efectividad deberá confirmarse en la fase tres, que se lleva a cabo en el extranjero, agrega la información.
Por otra parte, expertos citados por el rotativo Global Times indican que la concesión de la patente demuestra la "originalidad y creatividad" de la vacuna, y que "es probable que CanSino solicite también una patente junto con autoridades extranjeras para proteger sus derechos de propiedad intelectual durante la cooperación internacional".
La investigación publicada en julio en The Lancet recogió que se hicieron pruebas en más de 500 personas como continuación de las primeras pruebas que se publicaron el pasado mayo, también con resultados positivos, pero que se necesitarán más ensayos en humanos en fase III, para confirmar si esta vacuna candidata protege eficazmente contra la infección por el coronavirus SARS-CoV-2.
Los autores subrayaron, no obstante, que ningún participante en las pruebas de fase dos estuvo expuesto al virus después de la vacunación, por lo que no es posible aún determinar si el candidato a vacuna protege eficazmente contra la infección del SARS-CoV-2.
En total, la segunda fase de pruebas de esta vacuna, que usa un virus debilitado del resfriado común -Adenovirus tipo 5, Ad5-nCoV- para suministrar material genético, se hicieron con 508 participantes.
CanSino Biologics desarrolló junto a la Academia Militar de Ciencias china una vacuna contra el virus del Ébola que obtuvo una licencia provisional en 2017.
La compañía fue creada en 2009 en la ciudad nororiental de Tianjin, y se centra principalmente en el desarrollo y producción de vacunas.
Habitualmente, el período para que una vacuna pueda estar disponible para su uso a nivel masivo es de al menos entre 12 y 18 meses, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), aunque China ha acelerado los procesos debido a la emergencia sanitaria mundial y ha permitido que se lleven a cabo al mismo tiempo algunos estudios en varias fases.
Esta vacuna, desarrollada por el Instituto Científico Militar y la compañía biofarmacéutica china CanSino Biologics, comenzó a usarse a finales de junio en el Ejército chino después de que un equipo dirigido por el investigador Chen Wei descubriera un anticuerpo monoclonal neutralizante altamente eficiente.
Los resultados de la segunda fase de los ensayos clínicos de la vacuna demostraron que es segura e induce respuesta inmune contra el coronavirus, de acuerdo con una investigación publicada a finales de julio en la revista The Lancet.
Según la patente de la SIPO, la vacuna ha mostrado una "buena respuesta inmunológica en ratones y roedores, y puede inducir al cuerpo a producir una fuerte respuesta inmune celular y humoral en poco tiempo", recoge el periódico cantonés Southern Metropolis.
La patente asegura que esta vacuna "puede ser producida en masa en un corto periodo de tiempo", y que es "rápida y fácil de preparar". Su seguridad y efectividad deberá confirmarse en la fase tres, que se lleva a cabo en el extranjero, agrega la información.
Por otra parte, expertos citados por el rotativo Global Times indican que la concesión de la patente demuestra la "originalidad y creatividad" de la vacuna, y que "es probable que CanSino solicite también una patente junto con autoridades extranjeras para proteger sus derechos de propiedad intelectual durante la cooperación internacional".
La investigación publicada en julio en The Lancet recogió que se hicieron pruebas en más de 500 personas como continuación de las primeras pruebas que se publicaron el pasado mayo, también con resultados positivos, pero que se necesitarán más ensayos en humanos en fase III, para confirmar si esta vacuna candidata protege eficazmente contra la infección por el coronavirus SARS-CoV-2.
Los autores subrayaron, no obstante, que ningún participante en las pruebas de fase dos estuvo expuesto al virus después de la vacunación, por lo que no es posible aún determinar si el candidato a vacuna protege eficazmente contra la infección del SARS-CoV-2.
En total, la segunda fase de pruebas de esta vacuna, que usa un virus debilitado del resfriado común -Adenovirus tipo 5, Ad5-nCoV- para suministrar material genético, se hicieron con 508 participantes.
CanSino Biologics desarrolló junto a la Academia Militar de Ciencias china una vacuna contra el virus del Ébola que obtuvo una licencia provisional en 2017.
La compañía fue creada en 2009 en la ciudad nororiental de Tianjin, y se centra principalmente en el desarrollo y producción de vacunas.
Habitualmente, el período para que una vacuna pueda estar disponible para su uso a nivel masivo es de al menos entre 12 y 18 meses, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), aunque China ha acelerado los procesos debido a la emergencia sanitaria mundial y ha permitido que se lleven a cabo al mismo tiempo algunos estudios en varias fases.