China y la India trasladan tropas a la frontera: ¿Qué está pasando y por qué?
Pekín ya habría desplegado unos 5.000 soldados y vehículos blindados a lo largo de la frontera en la zona de Ladakh, a lo que la India está respondiendo con el traslado de un número similar de tropas.
La India y China están reforzando su presencia militar en zonas disputadas a lo largo de la frontera no demarcada de 3.488 kilómetros entre las dos naciones.
Pekín ya ha desplegado unos 5.000 soldados y vehículos blindados en su lado de la frontera en la zona de Ladakh, según una fuente gubernamental india citada por Bloomberg.
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Según medios indios, las tropas chinas se han adentrado entre tres y cuatro kilómetros en territorio del país vecino. A su vez, la India está trasladando a un número similar de soldados y colocando armas de artillería a lo largo de la frontera para defenderse de las incursiones del Ejército chino.
Según la autoridad citada por el medio, diplomáticos en Nueva Delhi y Pekín comenzaron las conversaciones sobre el asunto luego de que las negociaciones entre oficiales militares indios y chinos el pasado 22 y 23 de mayo no dieran resultados.
¿Qué provocó la escalada?
La tensión se ha venido intensificando desde el pasado 5 de mayo, cuando soldados de las dos potencias nucleares se enfrentaron en las orillas del lago Pangong Tso en la meseta tibetana. La escaramuza, que dejó a decenas de militares heridos en ambos lados, ha desatado una acumulación constante de tropas en medio de continuos enfrentamientos.
En un incidente separado, cuatro soldados indios y siete chinos resultaron heridos el pasado 9 de mayo durante una "confrontación agresiva" con la participación de alrededor de 150 personas en la frontera entre el estado de Sikkim y la Región Autónoma de Tíbet, pertenecientes a la India y China, respectivamente.
Por otro lado, se informa que el detonante de la crisis actual podría haber sido la indignación de Pekín por la finalización de una carretera y un puente en el valle de Galwan por parte de la India. Bajo el Gobierno de Narendra Modi, la India ha estado construyendo infraestructura fronteriza, que, según afirma, no está dirigida contra ningún país en particular, sino al desarrollo de áreas remotas.
¿Apuesta por el diálogo?
Pese a la escalada, Zhao Lijian, portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, ha destacado que la situación en la frontera con la India es, "en general, estable y controlable". El vocero de la Cancillería subrayó que los dos países son "capaces de resolver los problemas de manera adecuada a través del diálogo y la consulta", si bien enfatizó que China sigue comprometida con salvaguardar su soberanía y seguridad territorial, así como la paz y la estabilidad en las zonas fronterizas.
En la India, S. L. Naramsimhan, miembro de la Junta Asesora de Seguridad Nacional, que asesora a la oficina del primer ministro, apuntó que se desarrollan conversaciones "en varios niveles para resolver el problema". Naramsimhan aseguró que su país "defenderá su soberanía e integridad territorial", pero que, al mismo tiempo, "hará todos los esfuerzos para mantener la paz y la tranquilidad a lo largo de la frontera entre la India y China".
Por su parte, el presidente de EE.UU., Donald Trump, ha ofrecido la mediación de Washington ante la nueva escalada. "Hemos informado tanto a China como a India de que EE.UU. está listo, dispuesto y capaz para mediar o arbitrar en la ya violenta disputa fronteriza", ha tuiteado el mandatario norteamericano este miércoles.
Viejas disputas
Las dos potencias nucleares mantienen disputas abiertas sobre territorios dentro de la zona del Himalaya y se enfrentaron en 1962 en una guerra fronteriza de un mes, que dejó más de 10.000 muertos y culminó con la victoria de Pekín.
La escalada más reciente entre los dos países se registró en 2017, cuando China comenzó a construir una carretera en la meseta de Doklam. El reino de Bután, que también reclama ese territorio, pidió ayuda a la India, que envió a sus tropas a la frontera. Estos hechos derivaron en amenazas de guerra que terminaron en puñetazos y pedradas entre soldados de ambos Ejércitos, hasta que ambas potencias nucleares acordaron retirar sus tropas del lugar a finales de agosto de 2017.