Comisión del Senado rechaza la liberación de armas promovida por Bolsonaro
La decisión fue adoptada por 15 votos frente a 9 y consideró que el decreto firmado por Bolsonaro es "inconstitucional", aunque ese parecer deberá pasar todavía por el cribo del pleno del Senado y luego por la Cámara de Diputados para ser aprobado definitivamente.
La Comisión de Constitución y Justicia del Senado brasileño se pronunció este miércoles contra un decreto del presidente Jair Bolsonaro que flexibilizó la venta y el porte de armas y pidió que la medida sea anulada por el Parlamento.
La decisión fue adoptada por 15 votos frente a 9 y consideró que el decreto firmado por Bolsonaro es "inconstitucional", aunque ese parecer deberá pasar todavía por el cribo del pleno del Senado y luego por la Cámara de Diputados para ser aprobado definitivamente.
El decreto generó una ola de rechazo entre diversos sectores de la sociedad, incluidos organismos de derechos humanos, y está además pendiente de análisis en la Corte Suprema de Justicia, ante la que tanto la Fiscalía General como algunos partidos políticos lo han denunciado por su supuesta inconstitucionalidad.
La medida fue anunciada en mayo pasado por Bolsonaro, quien en la campaña electoral de 2018 tuvo entre sus banderas la liberación de las armas y la promoción de la "autodefensa" de la sociedad frente a la delincuencia, que cada año causa en el país unas 60.000 muertes.
Según el decreto, aún en vigor, entre los autorizados a portar armas están los políticos que ejerzan un cargo electivo, camioneros, periodistas volcados a la crónica policial, abogados, agentes de tránsito y empleados de empresas de transporte de valores, entre muchos otros, que incluyen a cazadores y socios de clubes de tiro.
Aunque inicialmente la decisión del Gobierno era liberar hasta el porte de fusiles, una segunda versión del decreto excluyó a las armas largas y limitó la autorización a pistolas y revólveres, lo que no bastó para contener a los críticos de esa medida.
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Para tener derecho al porte, según la polémica medida impulsada por el líder de la ultraderecha brasileña, los interesados deben tener al menos 25 años de edad, carecer de antecedentes penales y comprobar "idoneidad moral", "sicológica" y "capacidad técnica" para el uso de armamentos.
Aunque Bolsonaro ha dicho una y otra vez que portar armas es el "deseo" de la "mayoría de los ciudadanos de bien", unas recientes encuestas han detectado una tendencia mayoritaria en contra de esa posibilidad.
La última fue publicada este mismo mes por el instituto Ibope y dice que el 73 % de los brasileños se opone a la flexibilización tanto de la venta como al porte de armas, que permitiría a los ciudadanos circular por las calles con pistolas o revólveres.
Según ese sondeo, el 51 % de la población no cree que el aumento de personas armadas suponga una sociedad más segura, el 37 % tampoco cree que tener un arma en casa signifique más seguridad y solamente un 31 % se mostró dispuesto a tener una en su domicilio.