Daniel Ortega cumple 73 años en medio de la peor crisis de Nicaragua en décadas
El mandatario nicaragüense celebra su cumpleaños 73 en una Nicaragua que cuenta por centenares la cantidad de personas muertas desde el estallido social del 18 de abril pasado.
El presidente Daniel Ortega cumple hoy 73 años de edad, en medio de la peor crisis sociopolítica de Nicaragua desde los años 80 del siglo pasado, cuando gobernó el país por primera ocasión.
Luego de dirigir un país próspero en su economía y uno de los más seguros de Latinoamérica, Ortega celebra su cumpleaños 73 en una Nicaragua que cuenta por centenares la cantidad de personas muertas desde el estallido social del 18 de abril pasado.
De crecer a un ritmo anual superior al 4,5 % durante diez años, Nicaragua experimentará una contracción del 4 %, como producto de la crisis, según la proyección del Fondo Monetario Internacional (FMI).
Organismos humanitarios locales e internacionales cuentan entre 325 y 535 muertos, así como 552 a 558 "presos políticos" en protestas contra Ortega.
El Gobierno nicaragüense reconoce 199 víctimas mortales y 273 reos, que denomina "terroristas", "golpistas" y "delincuentes comunes".
Las cantidades son menores que las del Gobierno de Ortega de hace tres décadas (1980-1990), cuando un conflicto armado interno cobró decenas de miles de vidas.
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El Gobierno actual de Ortega es responsabilizado de ejecuciones extrajudiciales, torturas, obstrucción a la atención médica, detenciones arbitrarias e ilegales, secuestros y violencia sexual, criminalización de las protestas, entre otras violaciones a los Derechos Humanos.
Entre los organismos internacionales que han denunciado estas acciones están la oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos (Acnudh), la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y Amnistía Internacional.
Ortega, quien ha gobernado Nicaragua desde 2007 bajo acusaciones de supuestos fraudes electorales por parte de la oposición, no reconoce responsabilidad y ha declarado que salió "victorioso" de un intento de "golpe de Estado".
Las manifestaciones contra Ortega y su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, por unas fallidas reformas de la seguridad social y se convirtieron en una exigencia de renuncia del mandatario, debido al saldo mortal en las protestas.