Dictan 20 meses de cárcel a responsables de fuga de crudo en Mauricio
La justicia declaró al ciudadano indio Sunil Kumar Nandeshwar, capitán del buque japonés de bandera panameña MV Wakashio, y a su segundo, el esrilanqués Tilakara Ratna Suboda, culpables de "poner en peligro" la seguridad de su embarcación.
Un tribunal de Mauricio condenó hoy a 20 meses de cárcel al capitán y al segundo de a bordo del buque que encalló en julio de 2020 en aguas de esta nación africano insular y derramó en sus costas más de 800 toneladas métricas de petróleo.
La justicia declaró al ciudadano indio Sunil Kumar Nandeshwar, capitán del buque japonés de bandera panameña MV Wakashio, y a su segundo, el esrilanqués Tilakara Ratna Suboda, culpables de "poner en peligro" la seguridad de su embarcación.
Este sábado ambos acusados reconocieron ante las cortes mauricianas su "culpabilidad" por el naufragio de la embarcación tras haber estado celebrando con alcohol una fiesta de cumpleaños momentos antes del accidente, según recogieron medios locales.
Debido a su estado de embriaguez, los marineros intentaron acercarse a la isla de Mauricio para conseguir cobertura telefónica y su buque terminó encallado en un arrecife de coral.
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El capitán -con más de 34 años de experiencia en el mar- y el segundo de abordo pidieron disculpas a los mauricianos por la crisis que originaron, considerada el peor desastre ecológico en la historia del país.
El buque MV Wakashio navegaba rumbo a Brasil cuando el 25 de julio de 2020 encalló en los arrecifes de Pointe d’Esny, frente a la costa sureste de Mauricio, provocando a un vertido de petróleo.
Las autoridades consiguieron bombear más de 3.000 toneladas de crudo antes de que el barco se partiese en dos, pero aún así más de 800 toneladas métricas se derramaron en el mar.
La zona del derrame era una región de arrecifes de coral -que llevaban unos quince años rehabilitándose-, y un área rica en diversidad marina y terrestre, con importantes reservas naturales a pocos kilómetros.
Este desastre medioambiental representó un duro golpe para la economía de Mauricio, isla de poco más de un millón de habitantes situada en el océano Índico al este de Madagascar y muy dependiente del turismo.