Familias migrantes sufren del cierre de punto de encuentro fronterizo en EE.UU.
Autoridades estadounidenses clausuraron el parque binacioonal de la Amistad durante un par de días después de que esta semana un grupo de migrantes amagara con entrar ilegalmente al país aprovechando su salida al mar.
Las familias de migrantes continuaron pagando hoy las consecuencias del cierre del Parque de la Amistad, entre Estados Unidos y México, un punto de encuentro habitual para las personas que viven a ambos lados de la frontera, clausurado este fin de semana.
"No sabía que estaba cerrado, si no, no vengo a verlos", lamentó en declaraciones a Efe Cruz Gutiérrez Corona, una inmigrante de origen mexicano que reside desde hace trece años en EE.UU.
Gutiérrez Corona, que tuvo que pedir un día libre en el trabajo para poder venir, no ve a su hijo desde que cruzó la aduana en busca de una vida mejor, por lo que se mostró muy decepcionada al darse cuenta de que tal vez no pudiera verle este domingo.
El parque binacional de la Amistad es un espacio verde situado dentro del parque estatal Border Field que desde hace años ofrece a las familias separadas por la frontera la posibilidad de encontrarse y hablar, aunque sea a través de la valla que separa ambos países.
Sin embargo, las autoridades estadounidenses decidieron clausurarlo durante un par de días después de que esta semana un grupo de migrantes amagara con entrar ilegalmente al país aprovechando su salida al mar, por Imperial Beach, aunque finalmente optaron por darse la vuelta y no causar problemas.
El Gobierno de EE.UU. vio en esta acción la confirmación de que los miles de migrantes que están llegando estos días a la ciudad de Tijuana (México), ubicada justo al otro lado de la frontera, podrían estar valorando la posibilidad de entrar ilegalmente al país, por lo que ha decidido cerrar el parque y reforzar las medidas de seguridad.
"No parecen problemáticos en general, solo quieren que se escuche su mensaje. Podrían cruzar a nado si quisieran", comentó a Efe Phillip Herczech, un sandieguino que actualmente reside en Europa y que este domingo se acercó al parque a ver lo que estaba pasando.
Del lado estadounidense, el lugar no ofrecía hoy el bullicio habitual del fin de semana, pero al otro lado de la valla, a unos escasos cinco metros de distancia, se podía ver a personas que incluso se llegaban a encaramar a la estructura para echar una ojeada al otro lado.
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El contraste entre ambos lados de la frontera resulta especialmente evidente en este lugar costero, donde hoy reinaba la paz en suelo estadounidense, mientras que al otro lado, en Tijuana, se sucedían los actos de protesta a favor y en contra de las caravanas de migrantes y también por la reapertura del Parque de la Amistad.
Según han informado los organizadores, el grueso de la caravana que salió de Honduras el pasado 13 de octubre y que ha recorrido el territorio mexicano en dirección a la frontera estadounidense, espera darse cita en Tijuana entre hoy y mañana.
El presidente de EE.UU., Donald Trump, abordó hoy esta situación a través de las redes sociales.
"El alcalde de Tijuana, México, acaba de decir que 'la ciudad apenas está preparada para manejar semejante cantidad de migrantes y que el retraso podría durar hasta seis meses'. Igualmente, EE.UU. está mal preparado para esta invasión y no la aceptará", escribió el mandatario en su cuenta personal de Twitter.
Trump insistió, además, en que estos migrantes, de los cuales unos 5.000 atravesaron México con la caravana, "están llevando a cabo crímenes y causando problemas" en la localidad fronteriza por lo que les conminó a regresar a sus casas.
Herczech, no obstante, discrepó de manera tajante con el presidente.
"Escuchamos que ya había llegado la caravana y queríamos echar un vistazo, aunque parece que no es del todo así, pero les estamos esperando para darles la bienvenida. Necesitamos trabajadores, nadie quiere hacer esos trabajos en el campo", sentenció el joven que acudió hoy al parque con su pareja y su hijo de apenas un mes de edad.
Por su parte, la mexicana Gutiérrez Corona se mostró resignada ante la tensión actual que le ha impedido hoy tocar a su hijo puesto que, según dijo, nada se puede hacer contra las leyes.
"Yo solo lo quiero ver aunque sea aquí, de lejitos", dijo con la voz quebrada.
Finalmente, gracias a una llamada telefónica, esta mujer que no ve a su vástago desde hace trece años vio cumplido en parte su deseo y pudo atisbar desde la distancia el rostro de su hijo, entrecortado por los hierros que forman la valla.