Francia busca eventuales cómplices del terrorista de Estrasburgo
Chérif Chekatt, el terrorista que este martes mató a tres personas e hirió a otras 13 en el centro de Estrasburgo (Francia), fue abatido por las fuerzas del orden.
La tensión decayó hoy en Estrasburgo, después de que anoche la policía abatió a Chérif Chekatt, el autor del atentado del pasado día 11 contra el mercado navideño de la ciudad que permaneció dos días en paradero desconocido lo que mantuvo en vilo a ciudadanos e investigadores, centrados ahora en determinar si tuvo cómplices.
La cifra de muertos se elevó hoy a cuatro con el fallecimiento de uno de los heridos, mientras que otra víctima se encuentra en estado de muerte cerebral.
Otras once personas fueron alcanzadas por los disparos del terrorista o apuñaladas y resultaron heridas de diversa consideración, aunque ya no se teme por su vida, e incluso cuatro ya han abandonado el hospital.
Una vez fuera de combate el terrorista, el esfuerzo policial se concentra en reconstruir sus últimas 48 horas para determinar si contó con cómplices para cometer el atentado y en su posterior fuga, según indicó el fiscal antiterrorista de París, Rémy Heitz.
El ministro francés del Interior, Christophe Castaner, dijo en una entrevista radiofónica que "nada indica" que Chekatt formara parte de una red terrorista y que se beneficiara de "protecciones particulares" durante su huida.
Posteriormente calificó de "totalmente oportunista" la reivindicación del atentado hecha por los órganos de propaganda del grupo yihadista Estado Islámico (EI) y conocida poco después de la muerte de Chekatt.
"No cambia nada. Aquí lo que hay es un hombre que ha engendrado el mal en su seno. Y que ha matado", dijo el ministro.
Siete personas siguen arrestadas, las dos últimas esta misma noche, horas después de que una patrulla de agentes abatieran al terrorista en un portal del barrio de Neudorf, donde había crecido y vivían sus padres, los cuales también permanecen detenidos.
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Asimismo, están bajo arresto dos hermanos de Chekatt, uno sospechoso de estar próximo a medios salafistas de Estrasburgo y que puede tener relación con la radicalización del terrorista, que las autoridades creen que se produjo en 2015 tras uno de sus múltiples pasos por la cárcel.
A ellos se sumó el arresto en la mañana de ayer de la persona que, al parecer, le dio cobijo antes del ataque.
Previamente, efectivos de la Gendarmería se personaron en el domicilio de Chekatt con una orden de detención por intento de homicidio, en un episodio totalmente desvinculado del atentado contra el mercadillo navideño.
Chekatt no estaba cuando los gendarmes llegaron a su domicilio, donde encontraron una granada, una carabina del calibre 22, munición y cuatro cuchillos, dos de ellos de caza.
Horas más tarde, Chekatt entró en el mercado navideño de Estrasburgo provisto de una pistola automática y un cuchillo con los que comenzó a atacar a todo el que se le ponía por delante.
Chekatt escapó del lugar de los hechos con una herida en el brazo, producto probablemente de alguno de los tiroteos que entabló con las fuerzas de seguridad y acabó en el barrio que mejor conoce de la ciudad, Neudorf, donde permaneció escondido dos días.
Más de 700 agentes fueron desplegados para encontrarlo, una operación que contó también con la colaboración ciudadana, pues la policía recibió hasta 800 llamadas tanto en Francia, como en las vecinas Alemania y Suiza.
La mayor parte de las pistas apuntaban a Neudorf que quedó acordonado a primera hora de la tarde, pues un vecino creyó haber identificado a Chekatt cerca de la calle Lazaret, junto a unas naves industriales de la empresa pública de ferrocarriles.
Allí se cruzó con una patrulla policial que, con apoyo de un helicóptero, logró acorralarlo en un portal donde volvió a disparar antes de ser abatido.
La incertidumbre sobre su identidad duró apenas cinco minutos, ya que la Policía tenía sus huellas dactilares en un fichero, donde constaban sus 30 condenas previas por delitos comunes.
El mercado navideño, el más antiguo de Francia y un emblema de la ciudad, reabrió hoy sus puertas por vez primera desde el martes, un símbolo de que Estrasburgo quiere olvidar la pesadilla.