Mundo - 01/7/18 - 05:30 PM
Mexicanos eligen este domingo a su próximo presidente (Video)
Tras emitir su voto, los ciudadanos salían con el pulgar entintado, signo indeleble de su participación cívica.
Los mexicanos eligen este domingo al próximo presidente en una jornada que podría virar al país hacia la izquierda en medio de un hartazgo popular con los partidos políticos tradicionales que fueron incapaces de contener la corrupción y la violencia.
“México tiene muchos años repitiendo errores. La gente ya está cansada, harta”, dijo a The Associated Press, Carlos Cueva, un cirujano dental nativo de Guadalajara que votó en la Ciudad de México y optó por darle su sufragio al izquierdista Andrés Manuel López Obrador (AMLO), el favorito de los comicios.
Las autoridades no habían reportado mayores incidentes y en varios centros de votación se observaron largas filas. Tras emitir su voto, los ciudadanos salían con el pulgar entintado, signo indeleble de su participación cívica. En algunos lugares el desorden causó molestias y quejas de la población.
En las elecciones también contiende Ricardo Anaya, que según varios sondeos llegó en segundo lugar y encabeza una singular coalición entre el derechista Partido Acción Nacional (PAN) y su otrora rival Partido de Revolución Democrática (PRD, de izquierda).
Además estuvo José Antonio Meade, un político sin militancia que va por el oficialista Partido Revolucionario Institucional (PRI), aunque según varias mediciones se ubicaba en el tercer lugar de las preferencias.
En un lejano cuarto lugar estaba el independiente Jaime Rodríguez “El Bronco”.
“Este país está muy revuelto. Hay que romper el esquema de ejercicio del poder... hay mucha desigualdad, mucha violencia y esa cosa hay que cambiarla”, señaló a la AP en un centro de sufragio Hugo Carlos, de 73 años.
Un total de 89 millones de mexicanos están llamados a las urnas en las elecciones más grandes en la historia del país, porque además de presidente se elige al jefe de gobierno de la capital y ocho gobernadores, se renuevan la Cámara de Diputados y el Senado y se vota por miles de cargos locales.
Más de 32.000 observadores nacionales e internacionales se acreditaron para monitorear el sufragio.
El favorito --AMLO, de 64 años, que encabeza la coalición “Juntos Haremos Historia”-- aseguró que su victoria supondrá una transformación tan profunda y radical como la independencia o la revolución, pero sin derramamiento de sangre. Sus rivales lo acusan de ser un populista y querer regresar a las políticas proteccionistas, y las grandes empresas desconfían de él.
La desconfianza de la gente con los partidos tradicionales es un actor importante en los comicios. La presidencia del país sólo ha estado en manos de dos partidos: el PRI, que gobierna actualmente, y el PAN.
Para López Obrador este es el tercer intento de llegar a la presidencia: antes buscó la primera magistratura en 2006 y 2012. Inicialmente compitió por el PRD, de izquierda, aunque hace unos años renunció y formó un nuevo grupo político: el Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA).
“México tiene muchos años repitiendo errores. La gente ya está cansada, harta”, dijo a The Associated Press, Carlos Cueva, un cirujano dental nativo de Guadalajara que votó en la Ciudad de México y optó por darle su sufragio al izquierdista Andrés Manuel López Obrador (AMLO), el favorito de los comicios.
Las autoridades no habían reportado mayores incidentes y en varios centros de votación se observaron largas filas. Tras emitir su voto, los ciudadanos salían con el pulgar entintado, signo indeleble de su participación cívica. En algunos lugares el desorden causó molestias y quejas de la población.
En las elecciones también contiende Ricardo Anaya, que según varios sondeos llegó en segundo lugar y encabeza una singular coalición entre el derechista Partido Acción Nacional (PAN) y su otrora rival Partido de Revolución Democrática (PRD, de izquierda).
Además estuvo José Antonio Meade, un político sin militancia que va por el oficialista Partido Revolucionario Institucional (PRI), aunque según varias mediciones se ubicaba en el tercer lugar de las preferencias.
En un lejano cuarto lugar estaba el independiente Jaime Rodríguez “El Bronco”.
“Este país está muy revuelto. Hay que romper el esquema de ejercicio del poder... hay mucha desigualdad, mucha violencia y esa cosa hay que cambiarla”, señaló a la AP en un centro de sufragio Hugo Carlos, de 73 años.
Un total de 89 millones de mexicanos están llamados a las urnas en las elecciones más grandes en la historia del país, porque además de presidente se elige al jefe de gobierno de la capital y ocho gobernadores, se renuevan la Cámara de Diputados y el Senado y se vota por miles de cargos locales.
Más de 32.000 observadores nacionales e internacionales se acreditaron para monitorear el sufragio.
El favorito --AMLO, de 64 años, que encabeza la coalición “Juntos Haremos Historia”-- aseguró que su victoria supondrá una transformación tan profunda y radical como la independencia o la revolución, pero sin derramamiento de sangre. Sus rivales lo acusan de ser un populista y querer regresar a las políticas proteccionistas, y las grandes empresas desconfían de él.
La desconfianza de la gente con los partidos tradicionales es un actor importante en los comicios. La presidencia del país sólo ha estado en manos de dos partidos: el PRI, que gobierna actualmente, y el PAN.
Para López Obrador este es el tercer intento de llegar a la presidencia: antes buscó la primera magistratura en 2006 y 2012. Inicialmente compitió por el PRD, de izquierda, aunque hace unos años renunció y formó un nuevo grupo político: el Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA).
LEE TAMBIÉN: Las urnas mexicanas se blindan contra el fraude con ayuda de los ciudadanos
Sus palabras y carisma consiguieron mucho apoyo pero algunos de los que dijeron que votarían por él y lo vitoreaban en sus mítines, como Juan Carlos Enríquez, un joven de 30 años de la capital, no le dieron un cheque en blanco.
“Claro que quiero que gane, pero tiene que cumplir sus promesas y no convertirse en uno como los demás”, indicó Enríquez.
El fantasma del fraude también está presente en el pensamiento de los ciudadanos y de algunos políticos.
“No voy a votar. ¿Para qué?”, se preguntó Marisa López, una enfermera en una farmacia de Ecatepec, en el Estado de México. “Para que ir y que te estén sobornando o luego anulen tus votos o los pierdan”.
Por mucho que el Instituto Nacional Electoral (INE) diga que no será posible, los ciudadanos siguen sin confiar del todo en sus instituciones.
Para evitar crispar los ánimos, el INE pidió a candidatos y partidos actuar con responsabilidad desde el cierre de las casillas previsto para las 6 de la tarde (2300 GMT) y no pronunciarse sobre eventuales victorias hasta que se ofrezcan los primeros resultados oficiales, en torno de las 11 de la noche (0400 GMT).
Por encima de ideologías, los comicios se convirtieron en una suerte de referendo popular sobre la corrupción de funcionarios que desviaron recursos del Estado y sobre la violencia, que mantiene su goteo diario de muertos.
La violencia preocupa sobre todo en estados como Tamaulipas (en el norte) o Guerrero (en el sur) y en aquellos que votan por gobernador (Jalisco, Guanajuato, Veracruz, Puebla, Morelos, Tabasco, Yucatán, Chiapas y la Ciudad de México).
Regiones como el Estado de México, un feudo del PRI y el estado más poblado del país con más de diez millones de electores, serán clave en estas votaciones.
Este fin de semana, entre otros homicidios, se destacó el asesinato por motivos todavía desconocidos de un periodista del estado de Quintana Roo que trabajaba para varios medios locales.
Paralelamente, consultoras reportaron que 130 políticos entre ellos unos 48 candidatos habían muerto en el periodo de la campaña electoral que comenzó en septiembre del año pasado. Además en las jornadas previas a los comicios, hubo varias denuncias de intentos de compra y coacción al voto, así como robo o quema de boletas en algunos municipios del país.
La víspera, el PRD dijo que cuatro personas fueron asesinados en el Estado de México al tratar de evitar que el partido gobernante comprara votos, mientras que en el norteño Chihuahua se informó que tres personas fueron arrestadas en la ciudad fronteriza de Ciudad Juárez por presuntamente intentar hacer lo mismo, sin mencionar de qué organismo político eran.
En Michoacán algunos centros de votación fueron cancelados después de que algunos habitantes rechazaran las votaciones y expresaran su desconfianza en los políticos.
El fantasma del fraude también está presente en el pensamiento de los ciudadanos y de algunos políticos.
“No voy a votar. ¿Para qué?”, se preguntó Marisa López, una enfermera en una farmacia de Ecatepec, en el Estado de México. “Para que ir y que te estén sobornando o luego anulen tus votos o los pierdan”.
Por mucho que el Instituto Nacional Electoral (INE) diga que no será posible, los ciudadanos siguen sin confiar del todo en sus instituciones.
Para evitar crispar los ánimos, el INE pidió a candidatos y partidos actuar con responsabilidad desde el cierre de las casillas previsto para las 6 de la tarde (2300 GMT) y no pronunciarse sobre eventuales victorias hasta que se ofrezcan los primeros resultados oficiales, en torno de las 11 de la noche (0400 GMT).
Por encima de ideologías, los comicios se convirtieron en una suerte de referendo popular sobre la corrupción de funcionarios que desviaron recursos del Estado y sobre la violencia, que mantiene su goteo diario de muertos.
La violencia preocupa sobre todo en estados como Tamaulipas (en el norte) o Guerrero (en el sur) y en aquellos que votan por gobernador (Jalisco, Guanajuato, Veracruz, Puebla, Morelos, Tabasco, Yucatán, Chiapas y la Ciudad de México).
Regiones como el Estado de México, un feudo del PRI y el estado más poblado del país con más de diez millones de electores, serán clave en estas votaciones.
Este fin de semana, entre otros homicidios, se destacó el asesinato por motivos todavía desconocidos de un periodista del estado de Quintana Roo que trabajaba para varios medios locales.
Paralelamente, consultoras reportaron que 130 políticos entre ellos unos 48 candidatos habían muerto en el periodo de la campaña electoral que comenzó en septiembre del año pasado. Además en las jornadas previas a los comicios, hubo varias denuncias de intentos de compra y coacción al voto, así como robo o quema de boletas en algunos municipios del país.
La víspera, el PRD dijo que cuatro personas fueron asesinados en el Estado de México al tratar de evitar que el partido gobernante comprara votos, mientras que en el norteño Chihuahua se informó que tres personas fueron arrestadas en la ciudad fronteriza de Ciudad Juárez por presuntamente intentar hacer lo mismo, sin mencionar de qué organismo político eran.
En Michoacán algunos centros de votación fueron cancelados después de que algunos habitantes rechazaran las votaciones y expresaran su desconfianza en los políticos.