A 67 años de la insoluble muerte del General Remón
“Los Magnicidios siempre quedan en nada; mira el de Kennedy”. Omar Torrijos
A casi siete décadas del asesinato en el Hipódromo Juan Franco, del Presidente, General José A. Remón Cantera, el 2 de enero de 1955, en un intrincado complot colectivo, presumiblemente orquestado por el abogado Rubén Miró (incriminado también en el injusto apresamiento del Vicepresidente Guizado, liberado tiempo más tarde, muriendo luego), todavía el misterio bloquea quién o quiénes fueron los asesinos y los autores intelectuales del magnicidio.
En las supuestas investigaciones se habló de un estadounidense, de cadetes militares envueltos en dicho caso, además siempre del nombre de Rubén Miró, un complotista crónico, con un cerebro agudo y brillante, el cual casi dos décadas después termina igualmente asesinado.
El misterio objetivo aún encierra el crimen de Remón, con cientos de especulaciones. Lo cierto, jamás se pudo desvelar del todo el homicidio.
Mi amigo personal, el difunto, Armando Villanueva del Campo, fundador histórico junto a Víctor Raúl Haya De La Torre de la Alianza Popular Revolucionaria Popular de América (APRA), perseguido y encarcelado varias veces por los militares y regímenes opuestos a su partido en Lima, luego en gobierno aprista Senador y Primer Ministro en el primer período del difunto- suicidado recientemente- Alan García, escribió un extenso libro titulado “La Gran Persecución" junto a su co-autor Guillermo Thorndike- donde narran los vejámenes y encarcelamientos de los apristas (un profesor mío de matemáticas, el Capitán Germán Guerrero, del ejército peruano, me dio clases en la Normal de Santiago por los inicios de los años 50, exiliado en nuestro país unos años).
En un pequeño capítulo de dicho libro, Villanueva menciona brevemente su paso por Panamá, y dice- sin mencionar su nombre- “al General Remón lo mató un peruano”. No se extiende más en el tema. Por el año 2005 aproximadamente, siendo el suscrito Embajador en el Perú, el ya amigo entrañable Armando me dijo un día: “Tengo un amigo y copartidario que me contó que él hizo los disparos fatales que liquidaron a Remón disparando un arma automática; como está vivo aún no puedo decirte el nombre”. Lo respeté y no le insistí. Más o menos por el año 2008 Armando en mi casa de Lima se me acercó- había unos compañeros de armas ya en retiro- Generales- y me dijo casi al oído: “el que mató a Remón según me contó se apedillaba Colina, ya te puedo decir porque murió hace un par de semanas. Pero por favor aún no publiques eso, ya que tiene unos hijos que aprecio”. Hoy, fallecido Villanueva y el supuesto autor de la muerte de Remón creo que puedo publicar su versión.
¿Por qué lo mataría ese peruano? Se lo pregunté después a Armando. Su respuesta: “Mira, el padre de Rubén Miró fue embajador de ustedes en el Perú, aunque no tenían entonces el rango de embajador sino otra designación. Rubén, su hermano, Colina y yo fuimos compañeros en el Colegio La Recoleta en Lima. Nos hicimos muy amigos. Luego, perseguidos todos los apristas, huyendo a buscar donde estar a salvo, aunque yo pasé por Panamá, pero luego me fui a México, Ulises se quedó bajo el amparó de Miró en tu país.
Metido Rubén en ese complot contra Remón, el Colina que no era un mercenario, por pura amistad con Miró, quedó metido en ese complot donde también hubo varios panameños. Colina era diestro en manejo de armas, y no conozco muchos detalles más pero él me contó una vez: “Mira Armando, por Rubén me metí en el asesinato de un general y presidente y aunque dispararon desde unos tres ángulos me tocó a mí doblarlo como a 40 metros en ese hipódromo con un arma automática; fueron mis disparos los que lo mataron”. Obviamente mi amigo Villanueva solo me contó la narración de su amigo Colina. Como me dijo una vez Omar, “los magnicidios tienen como destino histórico quedar en el misterio”.