Nacional - 01/7/24 - 12:00 AM

¡ARRANCA LA ERA MULINO!

El nuevo gobernante recibe un país con una deuda ya cercana a los $50 mil millones, con las finanzas en rojo y la esperanza de una población que quiere que cumpla su promesa de "Más chen chen en los bolsillos".

Por: Redacción / Crítica Impreso - Lunes 01 de Julio de 2024 12:00 AM

José Raúl Mulino Quintero, el delfín de Ricardo Martinelli, será juramentado hoy en Atlapa como Presidente de Panamá.

El chiricano Mulino ganó la Presidencia con apenas dos meses de campaña como candidato y una postulación que estuvo en vilo hasta dos días previos a las elecciones, cuando la Corte Suprema de Justicia descartó una demanda que buscaba impedir su participación en la contienda del 5 de mayo.

Mulino, un abogado curtido desde la lucha civilista cuando fungió como presidente de APEDE y del Conep, surgió repentinamente como vicepresidente de Martinelli el 14 de octubre de 2023, tras la renuncia de Marta de Martinelli. Luego el 4 de marzo de 2024 ascendió tras la inhabilitación del exmandatario.

El nuevo gobernante obtuvo 778,763 votos (34.2%). Fue perseguido por el gobierno de varelista que lo encarceló el 26 de octubre de 2015 por la compra de radares antidrogas al conglomerado italiano Selex, pero fue liberado 6 meses después: el 21 de abril de 2016. La Corte Suprema de Justicia anuló luego el proceso, en el 2017.

"JR" llega al poder tras la elección No.26 para escoger a un Presidente de la República

De las 26 elecciones hubo al menos cinco indirectas, incluida la de 1972, en la cual la Asamblea Nacional de Representantes, eligió como Presidente a Demetrio Basilio Lakas.

El nuevo gobernante recibe un país con una deuda ya cercana a los $50 mil millones, con las finanzas en rojo y la esperanza de una población que quiere que cumpla su promera de "Más chen chen en los bolsillos".

Su Gabinete lo integran principalmente la derecha empresarial y con cuadros -salvos los dos ministros PRDs- sin mayor pelaje político.

Deberá enfrentar la crisis del programa de pensiones y trata de recomponer su casi nula relación con el movimiento popular, donde uno de los pasos iniciales debería ser la reapertura de cuentas al principal sindicato del país.

La seguridad pública debería tener como prioridad el campo interno y no estar enfocada solamente en romper récord anuales de incautaciones de drogas.