¡Así se compraron las televisoras en Panamá!
Ahora que algunos medios zarandean el proceso New Business vale recordar la forma cómo surgieron los negocios de las televisoras en Panamá.
Después de la invasión de Estados Unidos del 20 de diciembre de 1989, al entonces dueño de TVN, Carlos Duque, lo amenazaron con congelarle las cuentas, cerrarle dos compañías que tenía en la Zona Libre de Colón y asegurarle que iría a parar con todos sus huesos a prisión.
El excandidato presidencial y para entonces presidente del PRD se llenó de pánico y no era para menos. A todo lo que oliera a militar o al gobierno de Manuel Antonio Noriega, con una llamada anónima, era suficiente para ponerle una tanqueta o un contingente de soldados norteamericanos.
El entonces gobernante Partido Demócrata Cristiano controlaba todo lo relacionado a las operaciones de estaciones de radio y televisoras del país y le vendieron la idea a los actuales dueños de TVN de comprar un canal a precio de ganga.
Con un Carlos Duque temeroso, los abogados ligados a un grupo de empresarios le solicitaron una cita. El hombre que “llevaba el pueblo adentro” los recibió en su propia residencia en Coco del Mar y firmó la “venta”. La televisora con equipos, frecuencias, una emisora, antenas y otras facilidades fue vendida en apenas: $5 millones.
En la compra inicial participaron 11 empresarios que hicieron sus aportes en una canasta para comprar el canal.
Entre los empresarios que hicieron el gran negocio de comprar en 1990 la Televisora Nacional fueron: Osvaldo Heilbron, Eduardo Lewis, Diego De La Guardia, Juan Ramón Poll, Jaime A. Arias, Ricardo Alberto Arias, Roberto Pascual, Herman Henríquez, Lorenzo Romagosa, y Stanley Alberto Motta Cunningham.
Con el paso de los años, TVN pasó a control mayoritario del empresario Motta y del grupo Inversiones Bahía.
Los tiempos malos que rondaban a los 90 y a Carlos Duque cambiaron en un mercado publicitario que para los años dorados del 2010 elevó la inversión publicitaria en las televisoras a $300 millones y TVN con Medcom se llevaban el mayor pedazo del pastel.