Nacional - 31/1/21 - 03:30 PM

Cámara de Comercio reitera pedido de apertura de restaurantes este lunes

Los empresarios indican que las operaciones estarán acompañadas del cumplimientos de las medidas de bioseguridad y aforos establecidos el 28 de septiembre de 2020

 

Por: Redacción Crítica -

La Cámara de Comercio, Industrias y Agricultura de Panamá (CCIAP)  nuevamente hace un llamado al Ministerio de Salud y el Ministerio de Comercio e Industrias para que a partir de este 1 de febrero se permita la apertura de restaurantes para atención a clientes en espacios donde se cumpla con las medidas de distanciamiento e higiene.
Los empresarios indican que las operaciones estarán acompañadas del cumplimientos de las medidas de bioseguridad y aforos establecidos el 28 de septiembre de 2020 cuando abrieron luego de meses cierre de operaciones por decisión de las autoridades sanitarias.
“La atención presencial en restaurantes ha estado cerrada por gran parte de los últimos de 10 meses. Esto representa el negocio medular de esta actividad, que no ha recibido ningún tipo de apoyo o medidas de alivio económico que les permitan mantener los más de 35 mil puestos de trabajo y darles continuidad a sus operaciones, es necesario que se les permita abrir cuanto antes bajo medidas de bioseguridad y manejo de riesgo de aglomeraciones” indicó Jean-Pierre Leignadier, presidente de la CCIAP.
Panamá ha estado en caída libre en la clasificación internacional “Doing Business” elaborada por el Banco Mundial, alcanzando el puesto 86 en la última medición, cuando en el 2014 se ubicaba en el peldaño 55.  Este índice mide las regulaciones para hacer negocios en 190 economías. De igual forma, desde el año 2014, el país ha experimentado un desplome en la medición del ranking de competitividad que presenta anualmente el Foro Económico Mundial. Luego de haber ocupado la posición 40, seis años después nos encontramos 26 puestos por debajo en el número 66 de 141 países analizados.

Estos descensos en este tipo de listados tan solo son el reflejo de cómo en Panamá, el libre mercado es cada vez menos libre, asediado y amenazado desde distintos Órganos del Estado con mayor intervencionismo y funcionarios públicos que se extralimitan más allá de sus funciones. Hecho que se ha profundizado durante este tiempo de pandemia.

La grave crisis económica que estamos viviendo es resultado del cierre obligado de nuestras empresas y el establecimiento de medidas restrictivas de libertad con graves consecuencias que surgen cuando en el Estado no se tiene pesos ni contrapesos ni mucho menos armónica colaboración para gestionar de manera ordenada la cosa pública.

El silencio de la Corte Suprema de Justicia en resolver los amparos de garantías presentados con respecto a los derechos ciudadanos y el Estado de Emergencia le han dado un golpe certero al Estado de Derecho y ha dejado en indefensión a todo un país.   Mientras que, esperamos de la Asamblea Nacional propuestas ampliamente consultadas, que estén alejadas de contenidos populistas, centrándose en el desarrollo nacional y no en intereses electoreros.

Es inaceptable la clasificación de actividades “esenciales” y “no esenciales” porque en la empresa privada todo colaborador es esencial. Para el trabajador que con su esfuerzo diario alimenta a su familia su trabajo es esencial.

Teniendo ya, desde hace meses, un firme entendimiento de la medidas sanitarias necesarias para prevenir la propagación del virus (mascarillas, pantallas faciales, distanciamiento, lavado de manos, etc.) resulta una total desconsideración que desde el confort y privilegio que representa el estar usufructuando de la planilla estatal, se le impida a miembros del sector privado llevar el sustento a sus familias y pagarle el salario a sus colaboradores por más de 10 meses, cuando lo desarrollan de manera responsable e implementando todas las medidas sanitarias necesarias.

En esta crisis, el sector público dista mucho de estar en el mismo barco que el sector privado; siguen en deuda de ser solidarios y realizar sacrificios por el bien común. Es imperativo y urgente una reducción del gasto público acorde a los ingresos, sobre todo la disminución de la jornada laboral para los funcionarios que no están en la primera línea de defensa contra el Covid-19, que generaría ahorros para otorgar un apoyo a los miles de empleados suspendidos y empresas afectadas por el cierre de actividades ordenado por las autoridades.  Adquirir deuda para pagar funcionamiento sin un plan de control de gastos, equivale a hipotecar el futuro de las próximas generaciones. El Estado también debe ser solidario.   

Panamá y su gente no aguantan un cierre más, cada día cerrado aumenta el deterioro de la economía del país y se disminuye la capacidad de poder alimentar a nuestras familias.  Tenemos el derecho de movilizarnos para poder ir a nuestros trabajos y abrir nuestras empresas con el deber de seguir las medidas de bioseguridad. Exigimos del Estado respeto a los derechos fundamentales para una convivencia en sociedad.

 

 

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