Comprar un atuendo típico original también es hacer patria
Los atuendos típicos con telas pintadas y no bordadas abundan en los comercios del país y resultan una buena opción para quienes quieren “vestirse de patria” sin invertir mucho dinero, pero esa decisión es como una cuchillada para los artesanos panameños.
Hace 40 años Lucina Domínguez hizo su primera pollera. Recuerda que su hija tenía 8 años y para entonces empezó la confección de una pollera sombreada calada color negro para celebrar sus quince años. Desde ese momento, Domínguez se dedica a coser todo tipo de atuendos típicos panameños, y en los últimos años, lo que más busca su clientela son los vestidos estilizados.
Son horas y meses que la señora “China”, como se le llama de cariño a esta mujer oriunda del pueblo de Colán en Pocrí de Los Santos, dedica a cada pieza, por lo que ve como una competencia desleal la venta de artículos de imitación del traje típico panameño.
“Yo lo veo mal, las autoridades no deben permitir esas ventas”, dice tajante, porque considera como una tristeza ver cómo se venden en los almacenes como si fuera cualquier ropa.
“China” tiene un puesto de venta en el Mercado de Artesanías de Panamá Viejo y admite que a veces pasan semanas que no venden, “para que encima traigan productos de otros lugares para venderlo más barato”.
La modista es consciente que la vestimenta típica panameña original es más costosa, pero lo justifica el tiempo y la dedicación que se invierte en cada confección.
La Ley 21 del 30 de enero de 1967 menciona un listado de artículos que no se deben importar en el país, como la pollera, camisillas, mundillo y hasta chácaras, sin embargo, esto en la realidad no se cumple a cabalidad.
Marissa Lasso de la Vega Ferrari, coordinadora de la Alianza contra el Comercio Ilícito y especialista en Propiedad Intelectual asegura que las nuevas autoridades de Aduanas han demostrado en estos meses que están comprometidos en la lucha contra el comercio ilícito en cualquiera de sus formas: contrabando, falsificación o piratería.
Aunque varios ciudadanos optan por este tipo de artículos de imitación por cuestión de economía, Lasso de la Vega dice que no se trata de ahorrar dinero, se trata de entender que esa comercialización tiene un efecto negativo, no solo directamente para el artesano, sino también para la economía del país en materia de ingresos.
¿Qué tanto se afecta al artesano nacional con la venta de artículos de imitación?
Lasso de la Vega: La piratería, la falsificación y el contrabando de cualquier tipo de producto o naturaleza afecta, y en las artesanías es de manera directa en el ingreso de nuestros artesanos y el valor que tiene el trabajo realizado a mano. Adquirir imitaciones, o falsificaciones de los productos como la pollera, la camisilla, el sombrero, la chácara o cualquier otro artículo relacionado con nuestro traje típico constituye no solo una ausencia de valores, porque están desconociendo el valor real del producto confeccionado a mano por nuestros panameños, sino que además, se está causando un perjuicio directo al ingreso de esas personas y con ello se está fomentando que desaparezcan nuestras tradiciones.
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Los panameños debemos sentirnos orgullosos de las creaciones de nuestros artesanos y como tal, adquirir solo los productos confeccionados por ellos. La mejor forma de honrar a la Patria en este mes de noviembre es justamente promoviendo valores, respetando y exaltando lo nuestro.
La compra de cualquier producto falsificado, imitación o de contrabando perjudica el comercio formal, afecta el derecho de autor, los signos distintivos, perjudica al Fisco al no recibir los ingresos en concepto de impuestos y expone a los ciudadanos a peligros.
La ley ya existe, solo que no se está cumpliendo, ¿el gremio que usted representa se está enfocando en hacer cumplir la ley existente o en nuevas disposiciones?
La Alianza contra el Comercio Ilícito está enfocada en luchar contra todo tipo de contrabando, falsificación y piratería de todo tipo de producto y naturaleza. Como panameños, por supuesto que nos interesa promover y defender nuestra producción nacional y más la artesanía.
Cada mes de noviembre aumentan las denuncias de la venta en los comercios de las polleras y telas de pollera, las autoridades lo saben y de hecho hace unas semanas asistieron al Ministerio de Cultura, ¿llegaron a algún acuerdo?
En la Alianza contra el Comercio Ilícito estamos convencidos de la necesidad de que todas las instituciones trabajen en armónica cooperación y, en ese sentido, promovemos que no sea solo labor de Aduanas o del Ministerio Público, sino de todos los estamentos del Estado: Policía, Policía de Frontera, Ministerio de Seguridad e incluso la propia Acodeco, el Ministerio de Cultura, quienes de manera conjunta realicen los operativos necesarios para retener, decomisar y sancionar a las personas que ofrecen en venta, introducen, comercializan productos de contrabando, piratería y falsificación y, especialmente los productos que atentan contra nuestros artesanos.
Reiteramos que para ello es esencial que cada una de esas instituciones tengan el recurso económico y humano y, sobre todo, que comprendan el efecto perjudicial para la seguridad, la economía y nuestra cultura el permitir el contrabando, la piratería o la falsificación en territorio panameño.
¿Cuáles son las piezas o artículos que más son importados y que riñen contra la labor del artesano?
En la Alianza contra el Comercio Ilícito no tenemos cifras al respecto; sin embargo, podemos ver el aumento de telas de imitaciones de polleras (pintadas y no bordadas). Las autoridades deben proteger todas las expresiones artesanales tal como lo hacen las comunidades indígenas, es evidente que ellos están mucho más organizados y han logrado que se exija el respeto y la protección a la mola, lo mismo debe ocurrir con todos los trabajos de nuestros artesanos.
Es sabido que muchas personas optan por la compra de estos artículos por cuestión de economía, ¿qué alternativa se les da o qué les recomienda para que puedan lucir atuendos típicos sin caer en la compra de imitaciones y afectar a los artesanos?
Las personas deben entender que valen por lo que son y no por lo que tienen ni por lo que muestran. El uso y compra de productos de contrabando, piratería o falsificación, está motivado por el deseo de las personas de aparentar o mostrar lo que no son o, pretender tener lo que no se tiene. Cada persona debe adquirir o usar lo que pueda con el recurso económico que tiene. Adquirir un producto de imitación, porque es más barato es desconocer el valor del trabajo realizado a mano por nuestra propia gente y, al final “lo barato sale caro” con toda seguridad después de su uso ese producto de imitación o falsificado va a tener que ser reemplazado y, en cambio, el producto original confeccionado por nuestros artesanos es un producto para toda la vida.