Daño psicológico producido por la infidelidad
¿Es posible continuar con una relación luego de una infidelidad?
A menudo encuentro que muchos de mis consultantes acuden a terapia buscando aliviar síntomas relacionados con ansiedad, depresión y angustia; estas son emociones que todo ser humano experimenta a lo largo de la vida sin excepción, no obstante, he observado en sesión que la infidelidad tiende a ser un evento bastante común y que causa estos patrones de emociones displacenteras, afectando gravemente a las personas objeto de dicha infidelidad.
No me es inusual atender a personas que sienten una profunda sensación de angustia, intranquilidad y resentimiento producto de un evento de infidelidad con su pareja y que más difícil aun, no pueden conciliar el hecho de esta situación que a menudo alcanza la categoría de traumática, con el hecho de querer mantener la relación con aquella persona que ha sido infiel.
En muchas ocasiones las personas que han sido víctimas de infidelidad tienden a sentirse humilladas, con mucha ira y una terrible sensación de impotencia toda vez que les resulta imposible no pensar en escenarios fantásticos de “si tan sólo pudiera echar el tiempo atrás…”, “¿cómo no presté atención a las señales?” entre otras conductas de autorreproche que vienen acompañados de una sensación de culpa aun cuando la persona víctima no fue quien incurrió en el acto de infidelidad.
Esto representa un reto para cualquier persona y es que, indistintamente del motivo o tipo de infidelidad que se haya dado, la persona afectada parece sumirse en un vacío de cuestionamiento, dudas y una definitiva sacudida de los cimientos de esa relación (en el caso de las personas que deciden no terminar la relación inmediatamente). La pregunta clave sería: ¿es posible continuar con una relación luego de una infidelidad?
En mi opinión profesional, es una pregunta que no tiene una respuesta definitiva pues ninguna persona o relación es igual a la otra y durante la consulta me he encontrado con personas que han logrado superar satisfactoriamente ese daño producido por la infidelidad mientras que, en ocasiones la persona afectada se estanca en un remolino de desconfianza, angustia y lucha interna entre perdonar u olvidar y mientras que es posible trabajar en lo primero, lo segundo es imposible.
Indistintamente del dolor causado, los hechos siempre permanecerán, es posible otorgar concesiones y llegar a puntos medios a fin de rehabilitar el vínculo de pareja, pero esto requiere trabajo y voluntad por parte tanto del afectado como del infiel. Incluso se habla de Trastorno por Estrés Post-Infidelidad con connotaciones de carácter cognitivo (de pensamiento), emocionales y conductuales que hacen mella en la vida diaria de la persona y en donde esta se ve plagada por pensamientos intrusivos, bloqueos mentales, falta de aceptación a los hechos, marcada hipervigilancia e incluso se puede incurrir en el abuso de sustancias como el alcohol entre otros.
Todo lo anterior representa un desgaste mental y físico de la persona quien a su vez se ve presa de este ciclo interminable de patrones de pensamientos y conductas nada saludables.
La buena noticia es que la psicoterapia ha probado ser eficaz para tratar el daño psicológico producido por la infidelidad, esta se puede tomar de manera individual o bien ya sea en pareja en donde si bien es cierto los hechos no se podrán enmendar, se podrán replantear y mirar desde una óptica distinta y en donde el recuerdo no genere mayor malestar y, por el contrario, sea una prueba superada en el camino a la sanación y fortalecimiento del vínculo.