Devolverán la gloria al inventor del primer submarino, sepultado en Panamá
Tras la recuperación de todos los restos posibles que se encuentren en la tumba, estos serán sometidos a pruebas de ADN para confirmar que realmente pertenecen al inventor y para determinar la causa de su muerte.
Un nuevo capítulo de la historia marítima mundial se empezó a escribir la mañana de este jueves 11 de octubre de 2018, cuando se dio inicio a la exhumación, en una tumba en el cementerio de Amador, en El Chorrillo, en el área de extranjeros, de los restos del ingeniero estadounidense, de origen alemán, Julius Kroehl, inventor del primer submarino que se sumergió exitosamente a profundidad.
Han transcurrido 151 años desde que Kroehl falleció, producto de una fiebre, presumiblemente a causa de una enfermedad infecciosa (fiebre amarilla) y sus restos permanecían sepultados casi en el olvido en Panamá.
Tras la recuperación de todos los restos posibles que se encuentren en la tumba, estos serán sometidos a pruebas de ADN para confirmar que realmente pertenecen al inventor y para determinar la causa de su muerte. Luego, los restos serán nuevamente sepultados en el cementerio de Corozal, en una tumba a donde pueda acudir toda la gente a la que le interese conocer parte de la historia marítima del mundo y en la cual se le pueda rendir el tributo que merece debido al aporte tan importante que realizó.
Paladas grandes, bajo un cielo nublado y un sofocante calor dieron inicio al proceso de exhumación que rápidamente rindió algunos frutos, pues en pocos minutos, James Delgado, doctor de arqueología, exdirector de patrimonio marítimo de EE.UU., arqueólogo con más de 46 años de trayectoria y encargado de extraer los restos en el cementerio de Amador, ubicó en primera instancia un pedazo de tela que "podría formar parte de su uniforme", según dijo.
Poco tiempo después quedaron al descubierto pequeños fragmentos de lo que parecía ser parte de la carcasa del ataúd de éste tan importante inventor estadounidense. Un botón, material ferroso, trozos de madera podrida con pintura, pequeños trozos de hueso y hasta un botón, fueron otros restos que logró ubicar el arqueólogo Delgado en conjunto con su equipo de trabajo, casi en la superficie de la tumba.
El ardiente sol hacía mella en el personal de trabajo y empezó mostrar sus efectos en los rostros enrojecidos de Delgado y demás trabajadores. Fue necesario colocar una carpa blanca sobre la tumba para cubrir al equipo de arqueología, que continuó con su ardua labor durante el resto de la tarde de hoy.
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Y es que el aporte de Kroehl a la historia había quedado casi latente, luego de que falleció en septiembre del año 1867, casi un año después de que probó con éxito su submarino en Nueva York, EE.UU. (mayo de 1866), y unos seis meses después de que lo trasladó desensamblado a Panamá y luego rearmó con la ayuda del equipo de la empresa del ferrocarril, para recolectar perlas en el Archipiélago de las Perlas, lo cual era uno de los propósitos del invento, al igual que convertirse en un instrumento militar, ya que para esa época Estados Unidos libraba su guerra civil.
Se han escrito libros, reportajes, se han filmado películas y documentales sobre el histórico invento de Kroehl, pero el paradero de sus restos, a pesar de que había quedado constancia de donde estaban ubicados, casi había sido olvidado.
Una tumba señalizada tan solo con una cruz, con la tierra hundida y sin ninguna lápida o nicho que la resaltara, era todo lo que se ubicaba en el cementerio de Amador, confundiéndose con los otros sepulcros a su alrededor.
Los restos del submarino Explorer, atracado en la orilla de la isla San Telmo, los cuales se pueden apreciar claramente cuando baja la marea.
Francisco Pérez, Consejero de Asuntos Públicos en la embajada de Los Estados Unidos en Panamá, indicó que la exhumación de los restos de Kroehl es un hecho muy histórico tanto para Panamá como para el gobierno de EE.UU., pues pese a que éste ingeniero e inventor permanecía sepultado en el cementerio de Amador desde el año 1867, no fue hasta el año 2015, luego de la publicación de un reportaje en un medio impreso del país, escrito la periodista científica, Leila Nilipour, que surgió la iniciativa de trasladar los restos.
Agregó que en el cementerio de Amador la memoria de Kroehl no tenía la relevancia que debe, por lo cual los restos, que permanecerán en Panamá, serán vueltos a sepultar en el cementerio de Corozal, en el año 2019 cuando se realizará una ceremonia en la que resaltará su aporte y su memoria.
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Además, ésta exhumación permitirá a los arqueólogos obtener muchas respuestas sobre este inventor estadounidense, ya que podrán determinar cómo vivió, porqué murió, entre otras cosas y así "devolverle la gloria que siempre debió tener", sustentó.
Tras la muerte de Kroehl, le sobrevivieron en EE.UU., su esposa y un hijo a quienes le fueron enviados parte de sus pertenencias en un sobre sellado, pero sus restos mortales quedaron en Panamá y luego de tantos años, familiares que aún viven desean que estos continúen sepultados en el país, indicó el arqueólogo Delgado.
Parte de la biografía de éste inventor estadounidense da cuenta que en el año 1864 pasó a ser accionista de la Pacific Pearl Company, empresa que se encargaba de recolectar perlas en el océano Pacífico y fue por ello que para el año 1866, tras meses de arduo trabajo concluyó el diseño y construcción del submarino 'Explorer', en el cual incorporó elementos que todavía se usan hoy en día en los submarinos modernos, como la cámara de presurización y un sistema para llenar la cámara con aire almacenado en tanques.
Una vez Kroehl trajo a Panamá el Explorer, antes de enfermar y morir seis meses después, logró realizar inmersiones durante cuatro horas por 11 días seguidos, lo que le permitió recolectar 10 toneladas de ostras y perlas, valoradas en esa época en dos mil dólares.
Actualmente los restos corroídos y desgastados del submarino 'Explorer' aún permanecen atracados en la costa de la isla San Telmo, ubicada en el Archipiélago de Las Perlas, en el océano Pacífico panameño, luego de una investigación adelanta por el arqueólogo James Delgado en el año 2001, quien hoy lidera la exhumación y traslado de los restos de su inventor, Julius Kroehl.