Discursos y propuestas
En no pocas ocasiones escucho y leo la necesidad de que la próxima campaña esté acompañada de propuestas que enfoquen la solución de problemas nacionales, postergados en el tiempo muchos de ellos, así como planteamientos que reflejen la posibilidad de ser creativos sin llegar al extremo de mentir.
Soy un creyente en proponer cosas realizables como piedras angulares de la propuesta electoral. En lo personal, he centrado mi próxima campaña en tres ejes, como escribí la semana pasada: constituyente, orden e integridad. Expliqué la semana pasada de manera resumida en qué consiste cada una e, incluso, las he presentado al Tribunal Electoral dentro de los requisitos para postularme, lo cual hice el pasado lunes 28 de mayo.
Ahora, nos adentramos en una contienda interna, léase bien, contienda. El universo de votantes al cual debo dirigirme serán los miembros de Cambio Democrático llevándoles una voz de oposición genuina, fuerte, sin vínculos con Varela y su gobierno, apelando al entendimiento de que de nada sirve ganar ahora para perder el otro año en la elección de mayo. Esa base deberá evaluar a través de la campaña si soy ese candidato que gana ahora y gana después. Igual lo deben hacer los otros candidatos a los demás puestos a elección. De poco les servirá a ellos para su primaria del 30 de septiembre ir de la mano de un candidato a la presidencia débil, marcado de antemano como falto de liderazgo porque así mismo será la motivación de sus electores y, por supuesto, el porcentaje que salga a votar ese día.
El discurso será dirigido a esa base del partido que son los únicos que votan el 12 de agosto. Dentro del mismo sostendré mis propuestas básicas. Pero igual, podré ampliar a otras que tengo ya pensadas y que tocan a diferentes sectores del país, como el agro, turismo, obras públicas, agua potable, entre otras. Por ello, el discurso tiene dos etapas, primero al electorado de Cambio Democrático y luego al país entero junto a los demás candidatos de los otros partidos que harán lo propio.
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Será una contienda, no otra cosa. Como he dicho, soy opositor al Gobierno de manera incuestionable y no me une al mismo ni al mandatario lazo alguno. Mi partido debe recuperar para la campaña la vocería autorizada de la oposición en el marco de propuestas coherentes. No apadrino campañas sucias contra nadie. Voy a ganar con el voto de la base que, a la vez, desea ganar el poder en mayo del 2019 y eso es lo que les llevaré, esa esperanza de triunfo, con el liderazgo y la experiencia que puedo ofrecerles.
Espero no sea una campaña cruenta, aunque puede llegar a serlo. Estoy seguro de que no soy el candidato de Varela, que los tiene en todos los partidos además del suyo. Seré un candidato opositor, pero uno que propondrá sacar este país del marasmo varelista en que nos encontramos.
Por ello, les reitero, si quieren a un Varela o uno parecido a Varela, entonces no soy yo el candidato. Dificulto que la base aspire a otro Varela para conducirnos e igualmente el electorado en general. Este país no resiste a un blandengue más y mucho menos incapaz e inepto.
¡Mientras, el reloj sigue su marcha y cada día que pasa es uno menos de todos ellos allá!