El reto de la reforma constitucional desborda al Parlamento
Cortizo ha dicho que aspira que la nueva reforma a la Constitución de 1972, que ya ha sido antes modificada, sea sometida a referendo en el 2020
La discusión de una reforma constitucional ha desbordado al Parlamento de Panamá. Su falta de coherencia e incluso de un método para abordar el reto le ha ganado calificativos como "circo" por parte de analistas y políticos, al tiempo que el Gobierno, impulsor de los cambios, amenaza con llamar a una Asamblea Constituyente.
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La reforma constitucional fue presentada ante la Asamblea Nacional (AN), de 71 escaños, la mayoría en manos del oficialismo, por el Ejecutivo del presidente Laurentino Cortizo, que cumplió así con una de las promesas de la campaña que lo llevó al poder el pasado 1 de julio para un período de cinco años.
LA PROPUESTA DE CAMBIOS IMPULSADA POR EL EJECUTIVO
Se trata de 40 artículos redactados durante 9 meses por la Concertación Nacional para el Desarrollo, un ente creado en 2008 en el que participan, de acuerdo con la data oficial, más de 2.000 representantes de los sectores empresarial, obrero, indígena, academia, partidos, ONG, iglesias y el Gobierno Nacional.
El mejoramiento de la administración de la Justicia, muy cuestionada por la mora judicial y la impunidad de un sistema que permite que los magistrados solo sean procesados por los diputados y estos por el Supremo, es uno de los aspectos que genera más expectativas entre la población, lo mismo que abolir la reelección indefinida de los legisladores.
Empresario y exdiputado que llegó a presidir el Parlamento por su Partido Revolucionario Democrático (PRD), Cortizo se decantó por uno de los métodos que establece la Constitución para su reforma: que los cambios sean aprobados en dos legislaturas parlamentarias y que luego sean sometidos un referendo popular. Otra vía es la Asamblea Constituyente Paralela.
LA POLÉMICA DISCUSIÓN EN EL PARLAMENTO UNICAMERAL
Pero en la discusión que comenzó la semana pasada los diputados han estado introduciendo propuestas como criminalizar la opinión publicada en redes sociales o medios tradicionales, negar la nacionalidad a los hijos de extranjeros nacidos en Panamá, y crear nuevos entes como fiscalías especiales y un tribunal constitucional distinto al Supremo.
Muchas de las iniciativas de los legisladores han sido retiradas ante el rechazo que han producido, como el expresado por la Cámara de Comercio, Industria y Agricultura de Panamá (CCIAP), una de las más poderosas del país, que denunció que "algunos diputados" buscan introducir "cambios inoportunos, innecesarios o ajenos a los propósitos de ampliar y modernizar" la democracia panameña, "como lo consagra el paquete recomendado por la Concertación Nacional".
En ese ambiente, el martes pasado el vicepresidente panameño, José Gabriel Carrizo, lanzó en un evento con empresarios la advertencia: "De no aprobarse unas reformas constitucionales que le den tranquilidad al pueblo panameño y le devuelvan la institucionalidad al pueblo panameño a través de las dos legislaturas y un referéndum, el Presidente Cortizo convocará a una constituyente paralela".
El Parlamento escuchó. Comenzó a aprobar "los artículos originales" del paquete presentado por el Ejecutivo, que en un comunicado difundido el miércoles en la noche agregó que "reitera su compromiso de concretar una reforma constitucional consensuada que sea producto del trabajo de la Concertación Nacional, que no genere incertidumbre ni afecte la economía del país".
LAS DURAS CRÍTICAS DE LOS ANALISTAS
Para el doctor en Gobierno y Relaciones Internacionales por la Universidad de Notre Dame, Carlos Guevara-Mann, los diputados están improvisando, lo que revela una "enorme irresponsabilidad de los partidos políticos" hacia la ciudadanía.
Discuten "sin orden ni concierto. El oficialismo y sus secuaces convirtieron la reforma constitucional en una rebatiña", agregó el director de la Maestría en Asuntos Internacionales de la Florida State University (FSU)-Panamá.
El exembajador panameño ante la Organización de Estados Americanos (OEA) Guillermo Cochez, coincide en que la discusión en el Parlamento es "absurda", pues "no hay ninguna metodología, no hay ningún propósito, no hay ningún orden".
Hay voces en Panamá que acusan que los diputados de empantanar la reforma adrede para que la sociedad la rechace en referendo y todo quede igual, pero para el exembajador Cochez no hay maquiavelismo, es pura "incapacidad de los diputados", algo que, dijo, previó Cortizo "y por eso ya anunció (...) que si esto fracasa va a haber una Constituyente Paralela".
"La solución es una Constituyente Originaria, soberana, de plenos poderes, elegida con la más amplia participación, fuera del ámbito de la partidocracia", opinó por su parte el doctor Guevara-Mann.
¿UNA CONFUSIÓN ENTRE REFORMA Y ASAMBLEA CONSTITUYENTE?
A diferencia de la Constituyente Originaria, que tiene un poder absoluto e ilimitado, la Paralela, la única prevista en la Constitución de Panamá, funciona a la par que el Parlamento.
Para el presidente del Colegio Nacional de Abogados, Juan Carlos Araúz, existe una "ausencia de método" en la discusión parlamentaria e incluso "falta de liderazgo" por parte del presidente panameño, pero más allá de ello, se han planteado mal la reforma desde su origen.
La reforma constitucional atañe a temas específicos, pero el catálogo de asuntos tan amplio presentado a discusión se confunde con lo que debería abarcar una Asamblea Constituyente, que busca la refundación del Estado a través de un proceso mucho complejo, explicó.
Muchos de los temas planteados en la reforma son de mero trámite legislativo, como el juzgamiento de los magistrados del Supremo y los diputados a través de juicios especiales, los cuales no están en la Constitución si no en una ley que bastaría derogar, señaló Araúz.
Cortizo ha dicho que aspira que la nueva reforma a la Constitución de 1972, que ya ha sido antes modificada, sea sometida a referendo en el 2020.