Francisco describe el viacrucis moderno
El papa Francisco hizo un llamado a la humanidad y, sobre todo, a los jóvenes, a no dejarse llevar por la apatía, el conformismo y la insensibilidad hacia el dolor ajeno, y pidió seguir el ejemplo de Jesús y la Virgen María de amor, solidaridad y misericordia.
Francisco destacó cómo el viacrucis -el camino de Jesús cargando la cruz hacia el calvario- se ve reflejado en el sufrimiento de nuestros semejantes, mientras muchos de nosotros los ignoramos.
"Siempre la misma tentación. Es más fácil y ‘pagador’ ser amigos en las victorias y en la gloria, en el éxito y en el aplauso; es más fácil estar cerca del que es considerado popular y ganador. Qué fácil es caer en la cultura del ‘bullying’, del acoso y de la intimidación", dijo Francisco.
El santo padre recordó que el viacrucis se prolonga en "el grito sofocado de los niños a quienes se les impide nacer", en "los niños a los que se les niega tener infancia, familia y educación", y en "las mujeres maltratadas, explotadas y abandonadas".
También el viacrucis puede verse en "tantos jóvenes y familias que, absorbidos en una espiral de muerte a causa de la droga, el alcohol, la prostitución y la trata, quedan privados no solo de futuro sino de presente", y en "jóvenes con rostros fruncidos que perdieron la capacidad de soñar, de crear e inventar el mañana y se ‘jubilan’ con el sinsabor de la resignación y el conformismo".
"Se prolonga en la resignada soledad de los ancianos abandonados y descartados", en "los pueblos originarios, a quienes se despoja de sus tierras, raíces y cultura, silenciando y apagando toda la sabiduría que pueden aportar" y en "el grito de nuestra madre tierra, que está herida en sus entrañas por la contaminación de sus cielos, por la esterilidad en sus campos, por la suciedad de sus aguas, y que se ve pisoteada por el desprecio y el consumo enloquecido que supera toda razón".
También puede verse en "una sociedad que perdió la capacidad de llorar y conmoverse ante el dolor".
Francisco expresó que la Iglesia, al igual que María, debe ser una "que sostiene y acompaña, que sabe decir: ¡Aquí estoy! en la vida y en las cruces de tantos cristos que caminan a nuestro lado".
"Contemplamos a María, mujer fuerte. De ella queremos aprender a estar de pie al lado de la cruz. Con su misma decisión y valentía, sin evasiones ni espejismos. Ella supo acompañar el dolor de su Hijo, tu Hijo; sostenerlo en la mirada y cobijarlo con el corazón. Dolor que sufrió, pero no la resignó. Fue la mujer fuerte del ‘sí’, que sostiene y acompaña, cobija y abraza. Ella es la gran custodia de la esperanza".
"En María aprendemos la fortaleza para decir ‘sí’ a quienes no se han callado y no se callan ante una cultura del maltrato y del abuso, del desprestigio y la agresión y trabajan para brindar oportunidades y condiciones de seguridad y protección".
"En María aprendemos a recibir y hospedar a todos aquellos que han sufrido el abandono, que han tenido que dejar o perder su tierra, sus raíces, sus familias y trabajos", añadió.