Libro de Carlos Lehder revela los negocios de MAN con el cartel
Para Pablo Escobar la ruta de Panamá era la joya de la corona, a tal punto que cuando Lehder le propuso explorar por Cuba, le respondió: “Carlos, concéntrese en lo que estamos haciendo juntos en Panamá; allá tengo el cartel mexicano con sus pistas funcionando. En esas pistas recibían la mercancía y la entregaban puntualmente en California y Texas”.
El libro "Vida y muerte del cartel de Medellín", escrito por el exnarcotraficante Carlos Lehder, revela las conexiones del exgeneral Manuel Antonio Noriega con la mafia colombiana.
El excapo, a lo largo de 416 páginas, decidió confesar detalles desconocidos sobre cómo el dinero de la droga también corrompió la política colombiana en los años ochenta. Salpica a los expresidentes Alfonso López Michelsen y Belisario Betancur, hace dolorosas revelaciones del crimen del exministro Rodrigo Lara Bonilla, cuenta su reunión con Tirofijo.
Lehder, de 74 años, quien reside en Fráncfort, Alemania. Fue extraditado a Estados Unidos el 4 de febrero de 1987 y pagó una condena de 33 años, resalta la revista "Semana".
Carlos Lehder sostiene que en 1984 "cuando la persecución contra los capos del narcotráfico no daba tregua, los extraditables buscaron refugio en Panamá, donde el general Manuel Antonio Noriega los protegía y era su socio. Sin embargo, Lehder, sagaz y acostumbrado a caminar solo esquivando traiciones, decidió tomar como refugio Nicaragua.“Para mí, ese barco (Panamá) estaba demasiado lleno y opté por aceptar el refugio que me ofreció el ministro Tomás Borge, de Nicaragua”, cuenta en el libro
Aunque Lehder no quiso tomar refugio en Panamá, y los extraditables fueron traicionados, es un hecho que este fue un puerto seguro para los narcos durante mucho tiempo y Escobar tenía a este país como punto de envío de cocaína.
Mientras Lehder era el rey de Bahamas, Escobar hacía lo propio en Panamá. Cuenta que en una ocasión fue de visita a Medellín a coordinar negocios con otros capos del momento. Se reunió con Pablo Correa y Benjamín Herrera, en La Ceja. Con Pablo Escobar habló de abrir un hangar en ese país.
“El futuro negocio de Panamá era gigantesco, pero también representaba competencia para mis rutas. Pablo, muy estratégico, como siempre, quería mi experiencia aeronáutica para que coordinara Panamá”, se lee en el explosivo testimonio.
El cartel de Medellín estaba traficando por el aeropuerto de Paitilla, de Panamá, y Lehder les ofreció Bahamas como ruta para llegar a Estados Unidos. En ese momento se dedicaba al “negocio” del transporte.
Para Escobar la ruta de Panamá era la joya de la corona, a tal punto que cuando Lehder le propuso explorar por Cuba, le respondió: “Carlos, concéntrese en lo que estamos haciendo juntos en Panamá; allá tengo el cartel mexicano con sus pistas funcionando. En esas pistas recibían la mercancía y la entregaban puntualmente en California y Texas”.
Y es que tal como lo describe Lehder, dejando clara la complicidad del general panameño, “desde sus imponentes oficinas en El Poblado, Escobar, jefe de jefes, recibía los reportes de las operaciones aéreas del cartel en Panamá junto a Gustavo (Gaviria), quien manejaba las finanzas (…) Él entregaba millones y millones de dólares, bien merecidos, al generalísimo Manuel Antonio Noriega”.
Antes de la traición, como suele suceder con los criminales, incluso con uniforme, el negocio, cuenta Lehder, funcionaba así: “La seguridad en Panamá estaba a cargo de los hombres de la Guardia Nacional, bajo el mando de Noriega. Eso hacía más seguro poder coordinar todos los vuelos y las entregas de mercancía en un país que era puerto libre y donde todo lo controlaba el socio de Pablo Escobar, el ya aludido general Manuel Antonio Noriega”.
Mientras esperaba su juicio en EEUU, Lehder se reunió con su abogado para analizar las pruebas que tenía la Fiscalía. Por error, o eso cree, se “traspapeló” un documento que tenía todos los sellos de información oficial secreta y que, en medio de tachones con un marcador negro grueso, contenía una información que confirmaría sus más oscuras sospechas.
“Entre los cientos de papeles que la Fiscalía les iba entregando a mis abogados antes del inicio de mi juicio, se traspapeló un documento por equivocación; de esa manera, mi abogado se enteró de una información oficial secreta. Aunque en el documento sí se veían varias líneas del texto tachadas con tinta de marcador negro, se alcanzaba a revelar que Pablo Escobar era la persona que había entregado a Carlos Lehder a la Policía de Medellín”. Esa fue una contundente revelación.
Tres décadas después, a Carlos Lehder no le cabe duda de que Pablo Escobar, a quien le dio el apelativo de Caín, fue quien lo entregó a las autoridades en uno de sus intentos de venganza y redención.Incrédulo por el cambio de su suerte, en febrero de 1987 Carlos Lehder se vio en una celda de cuatro metros cuadrados en una cárcel de máxima seguridad de Marion, Estados Unidos
Doce jurados lo encontraron culpable de todos los cargos y el juez federal de Jacksonville fijó dos sentencias lapidarias: culpable de conspiración para introducir cocaína en EEUU cargo que derivó en una sentencia de 135 años de prisión, así como también de dirigir ‘una empresa criminal continua’, lo que condujo a una sentencia de cadena perpetua.
Mientras fortalecía su cuerpo y mente en el estricto sistema penitenciario de Estados Unidos, al cual temía y admiraba, Lehder se enteró, en diciembre de 1989, de la captura del general Manuel Antonio Noriega, tras la invasión norteamericana a Panamá.
Lehder, quien le envió una misiva a Noriega para aconsejarlo, decidió colaborar con la justicia declarando en su contra, cobijándose en la regla 35 que fijaba una rebaja de pena.
“Cooperando con el gobierno en el juicio de Estados Unidos vs. Manuel Antonio Noriega, tomé nota de los principales puntos, mientras el abogado me explicaba los beneficios de una petición bajo esa figura para la reducción de una sentencia federal por cooperación con el gobierno”. En buena medida, por eso Lehder está hoy libre en Alemania.
La decisión no fue fácil y contó con la bendición del sacerdote Rafael García Herreros, el mismo que había convencido a Escobar de entregarse a las autoridades. Lehder quería que el padre le garantizara que Escobar no iba a tomar represalias en contra de su familia, ya sabía de lo que era capaz.