Los tres retos del nuevo Gobierno panameño
Panamá es el punto de apoyo de Estados Unidos para cada una de sus estrategias militar y comercial, pero China intenta disputársela al presentar sobre la mesa asociaciones estratégicas bilaterales para desbancar el unilateralismo estadounidense.
El presidente electo de Panamá, José Raúl Mulino, desveló los nombres de los 11 de los 17 ministros que le acompañarán en su gestión de gobierno. En el ojo del huracán están tres de ellos: el canciller designado, Javier Martínez Acha; el de Seguridad, Frank Ábrego, y el de Economía y Finanzas, Felipe Chapman.
Martínez-Acha, hijo de un respetable migrante español y quien mantiene lazos inquebrantables con la tierra de su padre, tendrá que mantener una política exterior del justo medio y una diplomacia asertiva para enfrentar un mundo de arenas movedizas y el excesivo optimismo de las grandes potencias de Occidente.
En este tablero de disputas, el canciller designado entrará en el escenario en la que dos de los grandes bloques - China y Estados Unidos – buscan conservar el control geopolítico de zonas sensibles, entre ellas, la que se ubica en América, y es Panamá, el único y seguro estrecho que une a dos grandes masas oceánicas, el Pacífico y el Atlántico.
Es importante señalar que estudios de reconocidos investigadores afirman que el océano Atlántico para los estadounidenses ha sido una vía clave para el control del comercio mundial. En el mapa geográfico se extiende desde el círculo polar ártico hasta la Antártida, limitando con las Américas al Oeste y con Europa y África al Este.
Del mismo modo, para los Estados Unidos la zona del Atlántico es de suma cuantía, toda vez que, Panamá, México, América Central y el Caribe concentra casi la mitad de la inversión estadounidense, más de 70% del comercio interamericano y alrededor de 85% de la migración latinoamericana a esa nación.
Mientras que, el mar Pacífico es su retaguardia militar, su zona de seguridad, para evitar otro Pearl Harbor, para ellos su filosofía militar se sustenta: Quien controla los mares controla el mundo.
Por tanto, este pequeño país es el punto de apoyo de Estados Unidos para cada una de sus estrategias militar y comercial, pero China intenta disputársela al presentar sobre la mesa asociaciones estratégicas bilaterales para desbancar el unilateralismo estadounidense.
Es necesario recordar que, la “diplomacia de los lobos guerreros” impulsada por Beijing, en la que calibra su penetración con acuerdos de asistencia, lograron su objetivo al establecer con el gobierno de Juan Carlos Varela, en el año 2017, relaciones diplomáticas, cortando de un plumazo la estrecha comunión que mantenía Panamá con Taiwán.
Lo peor de este tema es que tomaron por sorpresa a su antiguo aliado – Taiwán - y a su vez, a Estados Unidos. Una jugada poco caballerosa y diplomática.
China logró establecer con el gobierno de Varela, en 2017, relaciones diplomáticas, cortando la comunión Panamá - Taiwán.
Pero, esta decisión no fue del agrado de los Halcones de Washington y dieron claras muestras de ello. Y, es que el gobierno de Varela mantenía un bipolarismo entrópico, entre el ascenso de China y Estados Unidos con su carácter transnacional. Y, falló su política exterior, no pudo manejar y controlar de manera efectiva a estos dos poderes, quedando engullido en las arenas movedizas.
En la actual coyuntura mundial, la política exterior panameña deberá fortalecer los lazos con su socio natural, Estados Unidos, y aliarse a la Unión Europea; y de China asumir riesgos calculados, partiendo del hecho que ese país mantiene principios de respeto mutuo a la soberanía e igualdad y beneficios recíproco, y por supuesto, la convivencia pacífica.
La política exterior panameña deberá enfrentar esas arenas movedizas y evitar caer en ellas. El panorama que se pinta: Una China aliada a Rusia y Estados Unidos junto con la Unión Europea aliada a Ucrania. Y, existen otras más que tendrá que sortear.
Consolidar el puesto de Panamá ante el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, llevará la política exterior de Martínez Acha a su más alto nivel, dando un giro copernicano en la que nuevamente el país emerge como centro de diálogo y concertación. Pero, para pisar firme, deberá restructurar la Dirección General de Análisis Antiterrorista, que se mantiene en el limbo.
Esta respuesta la tendrá el designado ministro de Seguridad, Frank Abrego, quien conoce cada palmo de la Selva del Darién. La conoce tan bien, más que las líneas de las palmas de sus manos.
Tanta reuniones bilaterales y multilaterales sobre migración, solo quedaron en papeles de propuesta de “hojas de rutas”. Pero, señores, al escuchar a un representante de un país centroamericano señalar que los migrantes al llegar a Estados Unidos sus vidas dieron un giro de 360 grados, es decir, volvieron al principio, a la Selva del Darién, no pude más que reírme ante tanta ignorancia y desfachatez.
Pero le recomendaría a Abrego una limpieza en las estructuras el Instituto Nacional de Migración, romper con los negociados surgidos con la migración ilegal que han generado millones de dólares a estos “empresarios del dolor” y devolver primero, de manera ordenada, a las madres y a sus hijos a sus países de origen. Reintegrarle la dignidad perdida.
En el frente interno, desmantelar la bandas criminales que se han tomado “territorios” como bastiones de guerra, la provincia de Colón, en el caribe panameño, y el distrito de San Miguelito, ubicado en el centro de la ciudad. Para ello, es inevitable una purga en los aparatos de seguridad.
Utilizar la fórmula del presidente Nayib Bukele, iniciar con la limpieza de los estamentos militares, para luego pasar a la acción, como bien señala el especialista en inteligencia y contrainteligencia Felipe Camargo, la fórmula de las tres P: “palo, plomo y presión”. No hay de otra.
Y en materia de finanzas, el Dr. Chapman se sentará como país acreedor con las instituciones financieras internacionales, es necesario rescatar la confianza “casi perdida”.
Economistas consultados consideran que el gobierno de Laurentino Cortizo Cohen le hereda una dicotomía clásica que consiste en “determinar el PIB real, así como otras variables reales, sin necesidad de conocer el nivel de oferta de dinero, así como su tasa de inflación”. Pre keynesianos.
Pero, el principal reto de Chapman está en convencer a la sociedad panameña, que mira la ineficiencia y el desencanto de las funciones desempeñadas por el Ministerio de Finanzas y Economía, y su gestión logre restituir la confianza perdida.
A nivel internacional, la exclusión de las lista negras y grises redundaría en una mayor inversión extranjera y generación de empleos para elevar el nivel de vida de la población económicamente activa, especialmente aquellos marginados por una década.
Y, concluyó parafraseando a Bernard Shaw: Panamá no está tratándose de encontrarse, Panamá se está creando a sí mismo, está emergiendo de sus escombros, más fuerte que nunca.