Nacional - 20/10/21 - 12:00 AM

Panamá: abundancia de agua, sequía en los grifos

 

Por: Zaida Herrera y Grisel Bethancourt -

El 20 de agosto fue caótico para la maestra Yivell Córdoba. Por quinto día consecutivo no recibía ni una gota de agua potable, un insumo indispensable para iniciar temprano sus labores educativas, que combina en sus horas libres con el trabajo de pastelería.

En su casa, ubicada en el conjunto residencial Montemadero en Pacora, están acostumbrados a bañarse a cubetazos casi a diario. En las viviendas, con apenas dos años de existencia, son pocas las horas con agua corriente y cuando llega es turbia. Pero, aun así, ese viernes de agosto fue peor porque se completaban cinco días ininterrumpidos sin servicio, en medio de la pandemia y sin respuesta de los proveedores.

La situación de la profesora y sus vecinos refleja una paradoja: el país se desarrolla a pasos agigantados, pero, pese a que tiene 500 ríos y 52 cuencas hidrográficas, las potabilizadoras llegaron a su tope y los carros cisterna han reemplazado al acueducto. La mala gestión de los últimos gobiernos frente al boom inmobiliario, el crecimiento urbano desordenado y las conexiones fraudulentas, las causas principales de la escasez.

El IDAAN surte a cerca de la mitad de los 4.5 millones de habitantes de Panamá y a agosto del 2021 tenía 695,181 clientes facturados. Además, mediante carros cisterna abastece las zonas carentes del servicio, entre ellas las más críticas: las localizadas en la provincia de Colón; en los distritos de La Chorrera y Arraiján, en la provincia de Panamá Oeste, y en Panamá Norte y Este, pertenecientes a la capital. A su vez, el MINSA debe ser garante de la calidad de los 5,397 acueductos y pozos rurales, pero el servicio es deficiente.

Iván Cano, jefe de Operaciones del IDAAN, señala que “el desarrollo no planificado en nuestra red, que se lleva de la mano con el crecimiento espontáneo, lo que llamamos el precarismo ha afectado mucho el tema de la distribución”.

Es así que con la modalidad de carrotanques abastecen a 234 comunidades con 75 mil habitantes en las zonas urbanas y semiurbanas más densas, operación que

le cuesta al Estado $10 millones anuales. Los beneficiarios son los habitantes de los asentamientos ilegales y también cientos de predios que, pese a

su conexión legal, no reciben agua con continuidad y que, según, Cano “solo representan el 2%de los clientes”.

Una de las causas del mal servicio es el aumento irregular y acelerado de las urbanizaciones que, a su vez, se relaciona con el aumento de la población. Hoy, según admite el director del IDAAN, Juan Ducruet, la entidad no ha actualizado los datos del crecimiento demográfico y es difícil proyectar su distribución espacial. El último censo es de 2010, cuando Panamá tenía 3.5 millones de habitantes, 28 % menos que ahora, según el estimado del Banco Mundial.

La Cámara Panameña de la Construcción no respondió a la solicitud de entrevista para este reportaje. Su punto de vista es importante por cuanto sus afiliados deben velar por que los nuevos proyectos cumplan las normas que garanticen un abastecimiento continuo —por ejemplo, la red del acueducto debe tener las condiciones técnicas para atender el número de viviendas que se van a sumar, o debe haber pozos subterráneos suficientes para conectarlas—.

Otro de los factores ligados al crecimiento poblacional que inciden en la mala calidad del servicio es que la capacidad de las potabilizadoras se ha quedado corta frente a la demanda. Pero, según Juan Ducruet, en los últimos 15 años no se ha construido ninguna planta, pese a que la economía ha crecido hasta un 60% por el aumento sostenido del Producto Interno Bruto del 6%.

“Si los usuarios se han duplicado, cómo podemos tener la misma producción per cápita. Necesitamos nuevas infraestructuras para producir agua”, sostiene el director del IDAAN, que llegó al cargo en abril pasado.

Para el año 2020, la Cámara de Comercio, Industrias y Agricultura, que ha cuestionado el modelo de gestión del IDAAN, fijó como uno de los retos urgentes la toma de decisiones para garantizar la dotación del suministro de agua potable.

A su juicio, se necesita una estructura de gobierno corporativo que trascienda los ciclos políticos, con autonomía presupuestal y planea de largo plazo.

La economista y catedrática universitaria Maribel Gordón sostiene que atribuir a la mala gestión la causa del problema del agua es incorrecto. En su criterio los gestores del recurso —entidades que producen, distribuyen y ven la calidad de agua— no están coordinados y velan por intereses distintos.

La Sociedad de Ingenieros y Arquitectos atribuye el problema actual de falta de suministro de agua a la falta de planificación, estimó el ingeniero Rutilio Villarreal.

¿Qué agua tomamos?

En las oficinas del IDAAN en la capital, el director Ducruet toma agua potable y para demostrar su buena calidad la bebió delante de la cámara en un vaso que

llenó en el grifo. Pero en Colón, en la casa de Móises Rendón en La Medalla Milagrosa, no todos corren con la misma suerte, pues a los que viven en las afueras les llega turbia, con mal olor y mal sabor cuando les abren el suministro por la tubería.

La misma desconfianza producto de la turbiedad, el mal olor y el mal sabor se ha ido extendiendo por el país. Sin embargo, para el MINSA pasa todos los controles

en las constantes pruebas que se efectúan a nivel nacional. Además, el IDAAN

sostiene que la calidad es buena e incluso afirma que no tiene una crisis sino un reto. Las obras en marcha para nuevas potabilizadoras y para ampliaciones son

infraestructuras ya planificadas y que buscan dar cumplimiento al Plan Agua para Todos hasta el 2050 como una acción de Estado.

Mientras tanto, los más afectados por las interrupciones diarias del servicio no ven una solución a corto plazo. Hasta que esto suceda, Yivell, Moisés y miles de

panameños como ellos mantienen la esperanza de llegar a sus casas, abrir el grifo y que las tuberías ya no estén vacías.

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