Tráfico de influencias, acto inmoral y delito
Pedir favores a un funcionario público a través de las redes sociales no es correcto, es imprudente por decir lo menos. Una muy mala práctica.
Exceso de protagonismo. Hay que aceptar que la era militar terminó y hoy el país vive otro momento democrático con sus reglas, pesos y contrapesos.
El tráfico de influencias es pretender que una persona que ostente un cargo público, dicte una resolución a sabiendas de su injusticia, para lucrar al influenciador o a un tercero. Conducta tipificada como un delito contra la Administración Pública penado por ley.
Al parecer hay personas que todavía no despiertan y se resisten a aceptar que estamos viviendo en un mundo de democracia en Panamá, que la dictadura quedó atrás.
No comprender esta situación, es no tener los pies sobre la tierra, es vivir en un pasado, en el que probablemente tuvieron poder y el tráfico de influencias, la corrupción y otros hábitos eran el denominador común de aquellos tiempos.
Yo aprendí mi lección, pasé 7 años y medio tras las rejas por defender un régimen.
Lamentablemente hay ciudadanos que se han quedado en dicho letargo, o en el vulgar "Juega Vivo", donde se muestran como demócratas en el discurso, pero no en la acción...más aún, intentan venderse como un referente de nuestra sociedad.
Para aquellos que no han aprendido la "lección" les obsequio la siguiente frase que un día me dijo el propio General de Brigada Omar Torrijos Herrera: "Cuídese de no caer en el vicio del exceso de Acceso”.
Ese fue un Código de conducta profesional que adopté durante toda mi vida profesional dentro de las filas castrenses.