Ulloa: el principal problema de Panamá, es que no creemos en nadie
El arzobispo de Panamá, José Domingo Ulloa, hizo un llamado a no relajarnos y a evitar hacer de la Semana Santa un momento para contagiarnos de Covid-19, a la vez que advirtió que el país sufre también el virus de la decepción... "el de no creer en nadie".
Monseñor hizo una invitación a todos los hombres y mujeres de buena voluntad a iniciar un movimiento que contagie de esperanza, credibilidad que disipe y venza la decepción imperante y vuelva a instalarse en nuestra sociedad la confianza.
La homilía de ayer fue dedicada a los 46 miembros caídos de la Fuerza Pública tras haberse contagiado de Covid-19.
El jefe de la Iglesia Católica asegura que la sociedad panameña está atravesando una situación difícil, no por la pandemia en sí, sino por todo lo que la pandemia ha puesto delante de nuestros ojos con evidencia, y que va más allá de la situación de salud que tarde o temprano la ciencia podrá superar.
“Se ha puesto delante de nosotros para sonrojarnos, no solo el virus del Covid-19, nos ha mostrado que tan infectado estamos del virus de la insolidaridad, del egoísmo y hasta del desprecio por el otro... por eso creo que ese es el principal problema que enfrentamos, estamos decepcionados que no creemos en nadie”, manifestó.
José Domingo Ulloa dijo que vivimos en una terrible realidad donde hemos perdido la credibilidad entre quienes compartimos caminos, identidad, ideales, y metas...lo peor es que todos de alguna manera somos responsables de esta realidad que estamos viviendo de falta de confianza, que nos ha hecho perder la esperanza de que algo nuevo puede empezar a levantarse y seguir caminando por rumbos que nos abra los caminos”.
En otro aparte de su sermón, el prelado destacó que los integrantes de la Fuerza Pública en esta pandemia, han estado donde se les ha requerido, han realizado su misión con responsabilidad, han sido en muchas ocasiones bálsamo de quien sufría.
“En esta pandemia, la muerte nos hace ver lo que realmente cuenta verdaderamente y nos hace descubrir que: No somos autosuficientes; solos nos hundimos. Necesitamos al Señor”.
Al tiempo el arzobispo expresó que conviene que hoy nos preguntemos: ¿A qué tienes que dar muerte en ti para ofrecer una mejor vida a tu esposa o a tu esposo? ¿A qué tienes que dar muerte en ti para dar una mejor vida a tus hijos, a tus hermanos o a tus padres?