Maltrato infantil, el virus social que parece no tener cura
El maltrato infantil va más allá de los golpes, son palabras que quedan marcadas para toda la vida y peor aún es mortal.
La llegada de un nuevo miembro de la familia viene acompañada de alegría, amor y hasta preocupaciones. Generalmente, esperada con ansias, esa pequeña personita recibe todas las atenciones y cariño posible durante su crecimiento; sin embargo, de ese privilegio algunos no gozan y en su hogar lo que reciben son insultos y golpes, que llegan a ser mortales. Si sobreviven, quedan marcados para toda la vida.
El maltrato infantil es una realidad, una pandemia que parece no tener fin. Mucho se ha hablado de los derechos de los niños, a pesar de las campañas y todas las leyes que puedan existir sigue sucediendo y miles de niños y niñas sufriendo.
Panamá no escapa de este triste flagelo, y aunque el caso más sonado recientemente ocurrió hace unas semanas, cuando un pequeño de dos años falleció víctima de los golpes e incluso se detectó que fue abusado sexualmente (su madre y padrastro están detenidos bajo investigación), otros niños están pasando por casos de violencia en su hogar y que no han sido detectados.
Agresores, lesiones o otros actos
Sara Rodríguez Suárez, directora de la Secretaría de Niñez, Adolescencia y Familia (Senniaf) detalló que en cuanto a los casos atendidos en la Dirección de Protección Especial de Derechos de la Senniaf, los presuntos agresores que son señalados usualmente son personas cercanas a los niños, niñas y adolescentes, en muchos casos son los padres, padrastros, madres, madrastras u otros familiares.
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Explicó que según el Código Penal de Panamá se tipifica como maltrato infantil el causar o permitir que se le cause daño físico, mental o emocional a un niño, niña o adolescente, incluyendo las lesiones físicas causadas por el castigo corporal, así como el utilizar o inducir a un niño o niña en la mendicidad, en publicidad no apropiadas para su edad, emplearlos o permitir que se les emplee en trabajos prohibidos y darles trato negligente.
Salvar a los niños del círculo del maltrato
Saber detectar si un niño, niña o adolescente es víctima de maltrato es vital, por lo que Rodríguez Suárez mencionó que entre los indicadores de comportamiento que más sobresalen y que brindan señales de un posible maltrato están: los cambios de conducta, llanto fácil, desmejora en el desempeño escolar, niveles sociabilidad disminuidos, trastornos del sueño, miedo, ansiedad. Además de los indicadores físicos observables que pueden incluir: dolor corporal, moretones (con diversas evoluciones) y quemaduras.
Especial atención se le debe dar también al maltrato psicológico que se demuestra en sus cambios de actitud, falta de socialización y rechazo a otras personas, por ejemplo.
Cuando se recibe la denuncia o se identifica algún caso de maltrato, la Senniaf realiza inmediatamente el abordaje al lugar con el equipo técnico de la dirección de Protección Especial de Derechos, formado por el trabajador social, psicólogo y abogado, para realizar la evaluación pertinente. Luego se presenta la denuncia de manera inmediata ante las autoridades competentes brindando toda la información recabada al Ministerio Público, dijo Sara Rodríguez.
Duele para toda la vida
“Por mínimo que sea el acto de maltrato, hay flagelos que calan a nivel emocional y de autoestima”, asegura la psicóloga clínica Lizmaineth Hernández, quien explica que esa afectación será en relación a la edad de la víctima y del vínculo que tenga con el agresor, pero indiscutiblemente todo maltrato tiene secuelas en la víctima.
Dice Hernández que además de la parte emocional, una persona víctima de maltrato presenta afectaciones en su autoestima y se vuelve insegura, sin olvidar que a futuro presentan dificultades en las relaciones interpersonales y sociales, es por ello que muchas veces caen vulnerables ante relaciones que repiten el ciclo, ya sea pasando a maltrato físico o psicológico.
“Cuando este ciclo se vuelve normal y se vive una desesperanza aprendida, el niño confunde con que eso es bueno y entonces a futuro asume el rol de maltratador”, sostiene Hernández, quien aclara que no necesariamente la historia se tiene que repetir o convertirse en victimarios y es allí donde la ayuda de especialistas se vuelve clave. “Para erradicar de raíz el problema, además de la ayuda de especialistas, el nutrir de amor a un niño repararía a tiempo el problema”, afirmó la psicóloga.
Maltrato en cifras
Según el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) cerca de 300 millones de niños entre dos y cuatro en todo el mundo (o sea, tres de cada cuatro) son víctimas de algún tipo de disciplina violenta por parte de sus cuidadores, quienes se justifican afirmando que el castigo físico es necesario para educarlos adecuadamente.
En Panamá, el informe estadístico de violencia doméstica a nivel nacional del Ministerio Público revela que este año, hasta el 31 de octubre se han dado 1,872 casos. De este total 1,790 denuncias son de maltrato al menor y 82 de maltrato al menor culposo.
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La provincia que registra el mayor número de denuncias es Panamá con 482 casos, seguida de Panamá Oeste 349, San Miguelito 221, Chiriquí 204 y el resto en las otras provincias y comarcas, a excepción de Guna Yala en donde no hay casos registrados.
La directora de Senniaf recordó que ante la detección de casos de maltrato, la presentación de la denuncia es el deber y obligación de todo ciudadano. “Todas las personas tienen el deber y la obligación de comunicar, por cualquier medio, la amenaza o violación de los derechos de niños, niñas o adolescentes y de suministrar a las autoridades competentes datos que permitan ubicarlos. (Art. 5 de la Ley 14 de 2009)”.
Las denuncias se pueden realizar en la Senniaf en la línea para denuncias de maltrato y violencia contra la niñez y adolescencia al teléfono 6378-3466 y en la línea del Ministerio Público para consultas y orientación contra el orden jurídico familiar (funciona las 24 horas del día) en el 524-2345.