Opinión - 30/6/22 - 10:00 AM
Acceso a atención en salud mental: ¿un privilegio?
Para el ciudadano común resulta una odisea el conseguir una cita con alguno de los profesionales arriba mencionados ya que para uno o el otro se requiere en primera instancia de una referencia por parte de un médico general.
Vivimos en una sociedad cada día más estresante, la crisis económica, falta de empleo, inseguridad, entre otros factores, inciden gravemente en la salud mental colectiva y no parece haber capacidad de respuesta por parte del sistema público de salud en Panamá. Tanto en los centros de salud como en las policlínicas de la Caja de Seguro Social, existe un déficit importante respecto al recurso humano (llámese psicólogos y psiquiatras) destinados a atender a la población asegurada y no asegurada lo cual se traduce en una falla directa por parte del estado, a la garantía fundamental del derecho a la salud.
De igual manera, para el ciudadano común resulta una odisea el conseguir una cita con alguno de los profesionales arriba mencionados ya que para uno o el otro se requiere en primera instancia de una referencia por parte de un médico general, lo cual supone un obstáculo para acceder al servicio de atención en salud mental de una persona que probablemente se encuentre en un riesgo inminente.
Una vez obtenida la referencia y por ende la cita, la cual suele ser dada con mucho tiempo de anticipación, en ocasiones con un rango de tiempo demasiado largo que nuevamente, pone en indefensión a una persona que por ejemplo este presentando un cuadro depresivo o ansioso severo o moderado; al llegar el esperado día de la cita, suele ser cuestión de suerte que el profesional cumpla con el horario y citas estipuladas para el día, ya que no es ningún secreto que nuestro sistema público existe una cultura de ausentismo y tardanzas por parte del personal salud (sin generalizar y tomando en cuenta a aquellos con verdadera vocación).
Una vez en la consulta, luego de una evaluación lejos de exhaustiva y especializada, la misma puede que concluya con una receta médica, a la cual solo se puede rogar su disponibilidad en la farmacia, considerando la innegable escasez de medicamentos a nivel general, lo cual muchas veces obliga al paciente a sacrificar dinero de alimentación, transporte u otros rubros para poder adquirir dichos fármacos en una farmacia privada a un alto costo y cumplir con el tratamiento.
Toda esta diligencia para poder acceder a los servicios de atención en salud mental hace que muchas personas hagan el sacrifico de ir a una clínica privada en donde atienden de manera directa y a un alto costo dado que las citas con un psicólogo y psiquiatra oscilan entre los B/.50 y B/.100 balboas y considerando que a menudo, se necesitan de ambas especialidades para una mejoría notable. Reflexionando sobre lo anterior, no puedo evitar preguntarme: ¿es un privilegio acceder a un servicio de atención en salud mental optimo? Mi respuesta sería sí y ni hablar sobre la hospitalización en salud mental, el cual he podido abordar en escritos anteriores y cuyas salas con escazas en nuestro país.
Recientemente he podido ver como diversos medios de comunicación reportan personas en las calles, semidesnudas con una clara afectación a su salud mental sin embargo no hay un protocolo de atención definido que brinde cuidados a estas personas a falta de una red de apoyo. Lo reacción automática suele ser de juicio, burla, estigmatización etc. Una persona con un padecimiento como la esquizofrenia y sin acceso a medicamentos antipsicóticos podrá tener conductas extrañas cuando menos, potencialmente peligrosas para si mismos o terceros, podrá escapar, hablar solo etc., pero sigue siendo un ser humano en necesidad de ayuda y lo ultimo que requiere es indiferencia o ser juzgado. La salud mental no solamente requiere de profesionales idóneos en el sistema sino también de infraestructura y un presupuesto acorde a las necesidades del país.
Una vez obtenida la referencia y por ende la cita, la cual suele ser dada con mucho tiempo de anticipación, en ocasiones con un rango de tiempo demasiado largo que nuevamente, pone en indefensión a una persona que por ejemplo este presentando un cuadro depresivo o ansioso severo o moderado; al llegar el esperado día de la cita, suele ser cuestión de suerte que el profesional cumpla con el horario y citas estipuladas para el día, ya que no es ningún secreto que nuestro sistema público existe una cultura de ausentismo y tardanzas por parte del personal salud (sin generalizar y tomando en cuenta a aquellos con verdadera vocación).
Una vez en la consulta, luego de una evaluación lejos de exhaustiva y especializada, la misma puede que concluya con una receta médica, a la cual solo se puede rogar su disponibilidad en la farmacia, considerando la innegable escasez de medicamentos a nivel general, lo cual muchas veces obliga al paciente a sacrificar dinero de alimentación, transporte u otros rubros para poder adquirir dichos fármacos en una farmacia privada a un alto costo y cumplir con el tratamiento.
Toda esta diligencia para poder acceder a los servicios de atención en salud mental hace que muchas personas hagan el sacrifico de ir a una clínica privada en donde atienden de manera directa y a un alto costo dado que las citas con un psicólogo y psiquiatra oscilan entre los B/.50 y B/.100 balboas y considerando que a menudo, se necesitan de ambas especialidades para una mejoría notable. Reflexionando sobre lo anterior, no puedo evitar preguntarme: ¿es un privilegio acceder a un servicio de atención en salud mental optimo? Mi respuesta sería sí y ni hablar sobre la hospitalización en salud mental, el cual he podido abordar en escritos anteriores y cuyas salas con escazas en nuestro país.
Recientemente he podido ver como diversos medios de comunicación reportan personas en las calles, semidesnudas con una clara afectación a su salud mental sin embargo no hay un protocolo de atención definido que brinde cuidados a estas personas a falta de una red de apoyo. Lo reacción automática suele ser de juicio, burla, estigmatización etc. Una persona con un padecimiento como la esquizofrenia y sin acceso a medicamentos antipsicóticos podrá tener conductas extrañas cuando menos, potencialmente peligrosas para si mismos o terceros, podrá escapar, hablar solo etc., pero sigue siendo un ser humano en necesidad de ayuda y lo ultimo que requiere es indiferencia o ser juzgado. La salud mental no solamente requiere de profesionales idóneos en el sistema sino también de infraestructura y un presupuesto acorde a las necesidades del país.