Opinión - 05/9/21 - 12:30 AM

Acerca del INSAM

Debo confesar que también fui paciente. Como todo ser humano, en algún momento de mi vida requerí ayuda y fui internada en este centro, nunca me amarraron ni me inyectaron en el cuello

 

Por: Gabriela Arosemena Montenegro / Twitter: @Gabby_Aro -

El fuego mediático que ha rodeado al Instituto Nacional de Salud Mental en la última semana ha sido sumamente preocupante, a raíz de los diversos artículos publicados en un periódico de la localidad. Me gustaría aclarar, ante todo, que de ninguna manera invalidaría ni pondría en duda la palabra de aquellos pacientes que tuvieron algún tipo de experiencia traumática y desfavorable durante su estadía por este centro y que definitivamente exhorto a las autoridades a investigar pues nadie que se encuentre en un estado tan vulnerable como los pacientes que allí se atienden, deberían ser sujetos de abusos y vejámenes a sus derechos humanos.

Mientras estudiaba la carrera de psicología, siempre me llamó la atención este centro por la naturaleza del servicio que ofrece y lo importante que es para la comunidad y para el paciente de salud mental quien, con frecuencia es estigmatizado; por lo anterior decidí hacer mi práctica profesional en este lugar, como parte del departamento de psicología del Centro de Atención Integral. Pero antes de ser practicante debo confesar que también fui paciente. Como todo ser humano, en algún momento de mi vida requerí ayuda y fui internada en este centro, nunca me amarraron ni me inyectaron en el cuello ni vi personas muertas amarradas a la cama. Considero que, como en toda dependencia pública, existen espacios y oportunidades de mejoras a nivel de presupuesto, infraestructura entre otras cosas cuya responsabilidad recae directamente sobre el Estado panameño al fallar en no dotar este centro con las herramientas suficientes para un manejo operativo más eficaz.
El daño que se la ha hecho a la imagen de una institución como el INSAM no viene sin un precio, que lastimosamente pagan los pacientes de salud mental y sus familiares, aquellas
personas que luego de haber leído esos terroríficos artículos, la próxima vez que tengan una crisis de ansiedad, un brote psicótico o una ideación suicida van a preferir no dirigirse al INSAM o no buscar ayuda idónea por el sensacionalismo desatado a nivel mediático y es que para muchos, el Instituto Nacional de Salud Mental, al ser un servicio hospitalario público, representa esa luz al final del túnel en donde personas llevan a sus seres queridos a mejorar, a estabilizarse sin preocuparse por una alta cuenta de hospitalización como sería en un hospital privado.
En estos tiempos de sobrecarga mediática en redes sociales y medios de comunicación, resulta importante ser objetivo y sobretodo responsable con la información que optamos
por creer, por comentar y por compartir.

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