Aunque de fútbol no sé nada
El Fútbol Base es el verdadero secreto del éxito del fútbol español y que si en Panamá queremos seguir evolucionando, la única forma de lograrlo será invirtiendo en las categorías que curiosamente llamamos “inferiores”.
Recién llegados a España, en abril de 2017, el principal reto para mí era que instalar a la familia. En la lista empezaba con cosas tan importantes como buscar dónde vivir, escoger una nueva escuela para los chicos y conocer a qué médico acudir en caso de necesidad; y seguía con una infinidad de detalles que incluían conseguir un club de fútbol para mi hijo de 13 años, quien estaba poco feliz con dejar su país.
El Canillas llegó a mí por casualidad en aquel caluroso agosto madrileño, un nombre y un número de teléfono era todo lo que tenía; pero me advirtieron que las pruebas de acceso ya habían pasado y que las oficinas estarían cerradas hasta que finalizara el verano. Mi hijo siempre dice que de fútbol yo no sé nada, pero Dr. Google me adelantó que las posibilidades eran escasas, pues se trataba de un Club de larga trayectoria en el fútbol madrileño, fundado en 1961, un referente en el fútbol base por donde habían pasado los hijos de famosos como Zinedine Zidane, José Mourinho y más recientemente de Xabi Alonso.
El tiempo pasó de prisa para mí (y muy lento para mi hijo), hasta que finalizadas las vacaciones, tuvo una semana de pruebas y fue aceptado en el Club, creo que más por su estatura y fuerza que por su capacidad futbolística. La primera vez que vi aquellas canchas repletas de futbolistas entrenando me quedé sin palabras.
Eran 36 equipos formados por niños desde los tres años (Baby Escuela), pasando por todas las categorías (Prebenjamín, Benjamín, Alevín, Infantil, Cadetes, Juvenil) hasta llegar a adultos (Aficionados). Todos trabajaban con el apoyo directo de entrenadores, preparadores físicos, coordinadores, médicos, nutricionistas y fisioterapeutas.
Aunque sé que de fútbol yo no se nada, no pude dejar de pensar en Panamá, en cómo se forman nuestros deportistas, en el estado de muchas de nuestras canchas y estadios y en la capacitación que reciben nuestros entrenadores... en ese momento soñábamos ver a nuestra Selección Nacional llegar al Mundial de Rusia.
Mi plan era que mi hijo la pasara bien, hiciera deporte y por supuesto dejara de quejarse por haberlo sacado de su país. A cambio me tocaba llevarlo a sus entrenamientos, tres veces por semana, y --por la distancia y el tráfico-- esperarle hasta que terminara, así que decidí aprovechar el tiempo e intentar aprender algo aunque fuera desde las gradas.
Desde allí entendí que el entrenamiento es sagrado. Los deportistas tienen que asistir puntualmente a todos, si quieren ser considerados para la convocatoria del fin de semana. La asistencia es importante en cuerpo y alma, ya que el esfuerzo y la disciplina tiene la misma importancia y es evaluada en todo momento por el entrenador principal y el entrenador asistente. El preparador físico les acompaña, corrige y orienta, mientras el coordinador sigue de cerca su desempeño y toma nota en su libreta durante cada jornada. Ante cualquier molestia o dolor solo tienen que asistir a fisio para ser atendidos.
Al igual que en Panamá, la cancha esta repleta de niños y jóvenes que sueñan en convertirse en las nuevas grandes estrellas del deporte; la diferencia es que ellos saben que su fútbol es diferente al que ven en la tele. Sus jugadores favoritos ganan millones de euros y son tratados como verdaderas celebridades; pero en el fútbol base no hay espacio para las estrellitas... allí se les enseña que el fútbol es trabajo en equipo, que uno solo de ellos no puede ganar un partido y que las mejores jugadas, como en la vida misma, se planifican, practican y se logran con trabajo y esfuerzo, después de muchos ensayos y errores.
Para los padres y madres de los deportistas el inicio de la liga es un compromiso alrededor del cual se organiza la vida familiar. Además de cumplir con las prácticas en semana, los planes de fin de semana quedan en suspenso hasta que los jueves por la noche sale la lista de convocados. No importa si llueve, cae nieve o granizo, los partidos se toman en serio y los resultados se sufren y celebran como si se tratara de la final de la Champions, pues de eso dependen los ascensos y descensos de categoría.
En poco tiempo entendí que el Fútbol Base es el verdadero secreto del éxito del fútbol español y que si en Panamá queremos seguir evolucionando, la única forma de lograrlo será invirtiendo en las categorías que curiosamente llamamos “inferiores”. CD Canillas es solo uno de los 10 mil clubes de fútbol federados que existen en toda España y que se traducen en 60 mil equipos, 100 mil técnicos y más de 900 mil futbolistas. Una verdadera cantera cuyo objetivo es formar jugadores con alta calidad deportiva.
Obviamente no todos serán grandes estrellas, pero como madre estoy convencida de que el deporte, cualquiera que sea, es una excelente herramienta en la formación de nuestros niños y jóvenes.Con el pasar de los meses mi hijo encontró su lugar en Canillas, hizo verdaderos amigos, aprendió a valorar la oportunidad de vivir fuera de su país, mejoró notablemente su fútbol y lo más importante dejó de ser un niño para transformarse en un joven responsable.
Mientras los horarios de entrenamiento se fueron haciendo más pesados, encontró la forma de asistir puntualmente sin afectar sus rendimiento escolar, incluso sacrificando sus recreos para adelantar tareas y estudio. Parece que los valores que le inculcaron en Canillas comenzaron a permear al resto de su vida: responsabilidad, disciplina, esfuerzo, respeto y trabajo en equipo, sumado al interés por cuidar su salud y su alimentación. Nuevamente pienso en mi Panamá y en cuantos problemas podríamos resolver como país con una estratégica inversión en el desarrollo del deporte.
Celebramos ganando 2 a 0 el último partido de la temporada y nuestro regreso a Panamá, emocionados por el inesperado gesto del equipo al cederle a mi hijo la banda de capitán, en reconocimiento a su trabajo, dedicación y compañerismo.Yo por mi parte sigo sin saber nada de fútbol. Quizás tiene que ver con que mi hijo creció de prisa y prefirió viajar solo en Metro... o tal vez con que muy rápido yo también hice grandes amigos y pasé de las gradas a la cafetería del Club. Allí hablamos de los hijos, la política, la economía, sobre Panamá y por supuesto de fútbol... Allí celebramos también nuestra clasificación al Mundial y aquel gol de Baloy ante Inglaterra que los panameños festejamos como un triunfo, a pesar de perder el partido 6-1. Espero muy pronto poder regresar a Canillas para contarles de cómo está evolucionando el fútbol panameño... aunque seguramente yo siga sin saber nada de fútbol. ¡Gracias Canillas!
Tomado del blog de Alexandra Ciniglio.com