CD en sus 20 años: hacia el 2019
"Siento que hay que alzarse con la victoria en las primarias con el discurso fuerte de oposición que Roux jamás podrá ensayar. Ni lo siente ni le sale".
Sin duda alguna, CD se debe a la pertinaz visión y esfuerzo de Ricardo Martinelli. Separándose de Solidaridad, el cual ayudó a formar, arrancó a construir su casa propia. La experiencia de haber estado en las administraciones de Ernesto Pérez Balladares y Mireya Moscoso ayudaron a que se proyectara como político, en adición a su ya conocida vida empresarial.
Aunque conocido de antes, lo traté mucho más cuando presidíamos los partidos en oposición al gobierno de Martín Torrijos en medio de sus peripecias, como fue la aprobación de la ley que reformó la de la CSS en medio de violentos disturbios, otra larga huelga del Suntracs y el referéndum de la ampliación del Canal, el cual apoyamos decididamente y lo ayudamos a sacar adelante. Desde esos tiempos, se vislumbraba una alianza opositora con él a la cabeza.
En julio de 2008 nuestro partido Unión Patriótica lo postuló como candidato presidencial. Marcaba un 12% en las encuestas. Después del acto en Penonomé, el cual Varela trató sin éxito de boicotear, le dije: "vamos a ganar esta vaina. No cometamos errores". Subió sin parar en las encuestas. Con un 46% se perfilaba ganador, pero quiso asegurarse uniendo a Varela. Lo alcanzó hacer y ganó con 62% la elección, iniciándose también el calvario con Varela a bordo a quien Ricardo le dio una condición de copresidente y no de vice en el gobierno, cosa que le advertí bien temprano en 2009 cuando no permití que Varela se inmiscuyera en la cartera de Gobierno y Justicia a mi cargo. "Estás creando un monstruo y cuando decidas salir de él será un grave problema". Viví esa ruptura política y el tiempo me dio la razón.
Hoy, CD es otra cosa. Su tránsito por el gobierno y la derrota de 2014 trastocaron su sentido político. La candidatura de Arias fue un invento que despuntó y generó excesiva confianza. Luego, derrotados, los errores abundaron. La bancada, otrora hechura de Martinelli, se inclinó sin pactos a Varela. Se inició la persecución perversa desde la presidencia con el Ministerio Público como instrumento y el partido quedó en acefalía. Estando yo preso, Ricardo me ofreció la presidencia ante el desencanto abrumador con Rómulo al frente del colectivo. Era un cero a la izquierda. Le dije: "¿para qué sirvo yo desde la cárcel?". Puso a Alma Cortés. Pero la situación del partido lo abrumaba la persecución, la cual no ha cesado y, en vez de usar eso como gran bandera de lucha, fueron las bases, nuestras familias y el movimiento SOS quienes dieron la pelea en las vigilias y la opinión pública. El partido y su bancada, plegado a Varela, con Rómulo a la cabeza, fueron los grandes ausentes. Tenían miedo a Varela quien, al tiempo, los premiaba como vemos hoy.
Vamos a la elección del 2019 sin Ricardo al frente del partido, el cual se perdió en enero. Las causas, incontables. Varela lo compró con fondos de la 172 y su sobrino funge de presidente, preso de los diputados a quienes le debe la estructura, con menguante apoyo, pero con una realidad que no lo deja vivir: saben que no gana la elección el otro año. Su traición a Martinelli y su enclenque discurso lejano a la oposición, frustra a muchos y convence a pocos. CD no está unido. Estamos los que no apoyamos a Rómulo y los demás. Las bases son oposición y no las pueden comprar como pasó en enero.
El partido es hoy lo que los diputados decidan, me refiero a la franquicia. Excluyente y temeroso de incluir o gestar unidad, piensan en afianzar un triunfo para ir de segundos del PRD. Ya lo oímos de viva voz de Afú. Desde fuera no hay estrategia unificada y falsas expectativas pueden generar derrota nuevamente. Siento que hay que alzarse con la victoria en las primarias con el discurso fuerte de oposición que Roux jamás podrá ensayar. Ni lo siente ni le sale. Quien en la primaria proyecte eso, ganará. Aspiro a eso, a llevarlos al triunfo, con una propuesta coherente, un discurso fuerte y sin claudicaciones, de oposición, así como con una propuesta coherente que refunde el Estado y genere confianza para reactivar la economía y generar empleos dignos. Panamá es oposición a Varela y punto.
Simple: si volvemos a improvisar e inventar becerros de oro, perdemos, tal y como pasó en enero. Ganar o perder en el 2019 pasa por quien presida la elección. ¡Un Varela o uno parecido a Varela, pierde! ¡Un CD opositor fuerte y con propuesta, gana!
¡Mientras, el reloj sigue su marcha y cada día que pasa es un día menos de todos ellos allá!