¿Morbo o realidad? Investigaciones sobre mujeres desaparecidas
Las autoridades tendrán que hacer un esfuerzo para separar las desapariciones que correspondan a una conducta descarriada, de aquellas que sí son víctimas de una acción delincuencial.
La falta de comunicación familiar y la rebeldía en la adolescencia, que viene ganando terreno cada vez más, han aumentado el número de menores evadidos de los hogares y que son reportados a las autoridades como desaparecidos, aun cuando los familiares conocen que se fueron voluntariamente y por sus propios medios, incluso muchos saben el por qué y con quién se evadieron.
Sin embargo, esta actitud desafiante y rebelde de algunos adolescentes, resta los recursos destinados a las investigaciones y búsqueda de personas que de forma inesperada sí desaparecen de sus hogares sin dejar rastro, y que requieren de un componente tanto investigativo como de logística.
Para nadie es un secreto que existe una lista importante de personas desaparecidas que preocupa a las autoridades y es por ello que se trabaja con la finalidad de ubicar a estar personas y conocer lo sucedido. Lamentablemente, en algunos casos, estas mismas autoridades han reportado el deceso de algunos integrantes de esta lista. ¿Sus razones? víctimas de abusadores sexuales, victimarios que se ensañaron y para cubrir sus huellas terminaron con una vida. Víctimas de femicidio, entre otras, que guardan relación a crimen organizado y narcotráfico.
Aún hay hombres y mujeres desaparecidos en espera de que las investigaciones continúen y se les brinde una respuesta a sus familiares, para ello, es importante que el rol de familia juegue su papel ante las constantes evasiones de los menores, quienes al ser ubicados expresan entre sus motivos de evasión: “Mis padres no me dejan salir”, “no aceptan mi relación”, “estoy embarazada”, “me maltratan”, “estaba trabajando”, “Me fui donde una tía”, “Por el gusto me buscan, me volveré a ir”, y demás… En tanto, hay padres que en sus declaraciones señalan que su hijo o hija se ha ido en reiteradas ocasiones de casa.
En las últimas semanas, las publicaciones con rostros de personas, específicamente mujeres que han sido reportadas como desaparecidas, han recorrido las redes sociales y los WhatsApp por medio de cadenas, donde ya circulan audios alertando de supuestos traficantes de órganos, asesinos en serie, y otros. Lo que no es publicado es cuándo, dónde y cómo son ubicadas. En un último caso de una menor desaparecida en la provincia de Los Santos, la misma fue ubicada en la terminal de transporte de Albrook en compañía de quien dijo llamar su pareja y que había decidido vivir con él, siendo este otro menor.
Crear conciencia, evitar el morbo y colaborar en la búsqueda de quienes sí se perfilan en lista de desaparecidos, es lo que correcto. Mientras que en el tema de evasión, es necesario que sea tratado en otro ámbito por psicólogos y juzgados de familia a fin de reconstituir la confianza en la familia.
Las autoridades tendrán que hacer un esfuerzo para separar las desapariciones que correspondan a una conducta descarriada, de aquellas que sí son víctimas de una acción delincuencial.