Opinión - 10/2/24 - 02:30 PM

Pensando Críticamente

Defiendo la institución del Debido Proceso y rechazo toda intromisión de la política, en las decisiones judiciales.

 

Por: Por: Ramiro Guerra M. Abogado y cientista político -

El que comete delito, bien merecido tiene una condena, pero lo que no acepto, es que dicha condena sea producto de un proceso  que no es proceso. Es decir irregularidades que flaco favor de hacer al principio del favor libertatis; igual el estado de inocencia y el debido proceso.    

He observado algunas acciones y decisiones de la Corte Suprema, que dejan dudas, sobre si en efecto el proceso se condujo de la mejor forma. Por ejemplo, un testigo protegido, que declaró contra el sr.  Martinelli, pero que la juez, no permitió que fuera objeto de interrogatorio por parte de la defensa.

De igual forma me llama la atención, que el tribunal de alzada, haya resuelto la apelación de la sentencia de primera instancia en un tiempo tan rápido, contando ese expediente con miles de fojas. Tres magistrados actuaron rápidamente.   

He observado, como el poder  mediático ha mantenido una campaña feroz contra el expresidente, para sacarlo de la contienda a la presidencia del país.         

Existe mucha manipulación política en torno a este affaire Martinelli.  Observo que muchos de los paladines contra la corrupción, no resisten una investigación sobre el origen de sus fortunas.          

He leído argumentos que son peligrosos, como el de un profesional del derecho, que escribió, debido proceso de qué?, el sujeto debe estar preso.
¡Dios nos libre si ese abogado llega a ser juez!.         

En días pasados, escribí, el día que desaparezca la institución del debido proceso, cerremos los tribunales. Entonces que reine la justicia del ojo por ojo y diente por diente.              

Seguramente, algunos me imprecaran de que estoy con el expresidente. ¡No! 

Defiendo la institución del Debido Proceso y rechazo toda intromisión de la política, en las decisiones judiciales.         

No como de cuento; muchos factores de poder, presionaron para una sentencia condenatoria. La embajadora gringa, los clanes de la oligarquía y el poder político. No es poca cosa; es el establisment en pleno.            

A pesar de las falencias de la justicia penal, me preocupa que el estado de Panamá, en un juicio en la Corte Interamericana de los derechos humanos,  esa sentencia sea triturada por los errores y omisiones relativas al debido proceso y el estado panameño condenado a pagar sumas millonarias.          

No defiendo al condenado, pero sí al debido proceso. Es una institución de la esencia, para todo tipo de juzgamiento. Reitero, el que comete un delito, que sea castigado, pero no mediante un proceso que deja más dudas que certeza.

También observó que ante la fragilidad de los argumentos jurídicos de los adversarios del sr. Martinelli, ahora apuntan su batería de guerra contra el gobierno de la república de Nicaragua, y pierden de vista que la institución del asilo político existe en múltiples convenios internacionales de las cuales Panamá es signatario.

En derecho, esos convenios le dan la facultad al estado nicaragüense de calificar si efectivamente el asilo tiene ribete político. Esto sencillamente esta
plasmando en los convenios internacionales citados.

Lo que no acepto es que se trate de contrabandear, a través de supuesto argumentos jurídicos, posiciones claramente de naturaleza  politiquera.

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