Mentiras, el talón de Aquiles
Para el exmandatario Ricardo Martinelli, su sucesor en el cargo no practica lo que predica
Me paso leyendo libros de Historia y como esta se repite en espiral, puedo ya ver el final del otrora poderoso e inmaculado gobierno. El fin es tan previsible que ya puedo ir comprando mis palomitas de maíz (popcorn). Nadie cuando sale sigue controlando las tenazas que dejó en la Corte, Ministerio Público, medios, gremios, partidos políticos, etc.
La historia está llena de claros ejemplos, tanto locales como internacionales. Es como estar en un corral y enlazar un ternerito que sale corriendo, porque no sabe que la soga al final lo templará, y al hacerlo, lo tumba y berrea.
Lo que antes era lógico y posible, repentinamente se convierte en una odisea de difícil consecución. Simples favores como “sácame mi pasaporte” o colarme en la fila del Banconal o la DGI o la Caja de Seguro Social, que antes todos se “atropellaban” para darte el paso, ahora se pelean para que no te “cueles”. Antes cuando ibas con tus motos y parabas las calles para pasar, decían: “Allí va el presidente”, ahora cuando te ven dirán “mira al güevón ese”.
Pero lo más malo debe ser que muchos que te “temían” por el pánico y el odio que irradias al perseguir con sonrisa falsa e hipócrita y cuando mientes descaradamente, ahora no te temen más y te odian.
“El mentiroso debe ser memorioso”, ¿cómo decir que no a algo y después sale que sí? Una vez se pasa, quien sabe dos, ¿pero siempre? Lástima que hemos perdido 5 años de tanta desilusión, pero todo al final coge su balance, como las tortillas dan vueltas y las horas del reloj pasan.
Por eso, toda persona tiene un talón de Aquiles, esa es como una fisura en el muro que rodea la fortaleza. Esa debilidad, al encontrarla, causa inseguridad o una emoción que supera expectativas. En los individuos solo hay que encontrarles ese elemento que los descontrola, los saca de sí. A las personas hay que seguirles su accionar y ver lo que siempre mencionan en actos o discursos, ya que por “allí van los tiros”.
No han visto la palabra “honestidad”. Nadie repite más esa palabra que Juan Carlos Varela; como bien se dice, uno no debe pregonar tanto lo que uno es, salvo que no lo sea, esas son cosas que la gente ve y siente. Si las mencionas tanto, es que la inseguridad se nota en tu fuero interno que te dice no lo eres, pero ¿será que los otros deben ver lo contrario? Por eso, en todas las encuestas sale que este gobierno y Varela no son honestos. Como un 91% que aseveran no lo son ambos. ¿Raro verdad? ¿Será ese su talón de Aquiles por su desconfianza, odios e inseguridades? Yo digo que sí ¿y ustedes?