Sucesos - 15/5/19 - 10:30 AM

Intentos suicidas, el tabú de la sociedad

Sobredosis de medicamentos y cortes por heridas de arma blanca usualmente en las muñecas son las formas predominantes en la autolesión.

 

Por: Milagros Murillo F. -

"En el fondo de todo suicidio hay desesperación, desesperanza, pérdida de fe, porque no hay", esta frase sale de las entrañas de la psiquiatra Lucía Alleyne, quien labora en el Hospital Nicolás A. Solano en La Chorrera. Ella, junto a sus compañeros de unidad, ha sido testigo de la gran cantidad de personas que cada año ingresa al cuarto de urgencias debido a intentos de suicidio.

Este nosocomio hace más de diez años creó su propio registro, el cual es prácticamente único en el país al contar con detalles estadísticos que han servido a los especialistas para tratar el tema, que para nadie es un secreto, pero sí un tabú en la sociedad, pues si bien es cierto que en pocas ocasiones se habla de suicidios, hay muchos más casos de intentos y autoagresión. Estos quedan en la sombra, en la penumbra de las familias que viven cada día con temor de que su ser querido vuelva a "cometer una locura".

Se explica que una vez el paciente ingresa al hospital es estabilizado y se comprueba, ya sea por él o sus familiares, que hubo autolesiones, se le toman los datos como edad, dónde vive, cuándo y cómo intentó hacerse daño, si hubo un intento previo o si en su familia ha habido casos similares y las razones por las que ese familiar lo intentó.

En el caso de Panamá Oeste, los registros muestran que una mayoría de las personas que se autoagrede con intención de quitarse la vida está en edad productiva, pero hay muchos adolescentes, quienes revelan que la causa principal es la disfunción familiar.

Informes del 2018 destacan que unas 80 personas egresaron del hospital luego de un tratamiento tras intentar quitarse la vida. En 2017 la cifra rondó los 90 pacientes.

 

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Sobredosis de medicamentos y cortes por heridas de arma blanca usualmente en las muñecas son las formas predominantes. Recalca la especialista que hay cierta conducta nueva, no solo en Panamá Oeste, sino en el mundo, que los adolescentes se cortan. Al hacer las entrevistas resulta que son comportamientos copiados, que como alguien lo hizo, él o ella se siente mal y también lo hace.

En Panamá Oeste, la mayoría de los intentos lo realizan mujeres y los suicidios consumados, los hombres. Esto tiene que ver con la letalidad, ya que los varones tienden a tomar algún agroquímico, ahorcarse, dispararse o lanzarse de alturas. 

El alcohol desinhibe a las personas y bajo sus efectos, quien ha considerado suicidarse, es más propenso a intentarlo y siendo los fines de semana y feriados los que se consume más licor, precisamente estos marcan tendencia en cuanto a los días en que se cometen dichos actos, generalmente entre la noche y madrugada.

 

 

Alleyne concuerda con el resto de los especialistas entrevistados por este medio en que "todo tiene solución siempre y cuando se brinde la ayuda oportuna". Y es que una vez el paciente es sometido a terapia y sigue el tratamiento al pie de la letra, así como controles de seguimiento y con el apoyo de la familia, este puede recuperarse y tener las herramientas para que, cuando se sienta frustrado, no caiga en un nuevo intento suicida, pues el suicidio es usado como una salida ante una situación desesperada o una gran frustración.

"La persona no tiene que llegar al punto de intentar el acto, puede buscar ayuda. Nosotros tenemos equipos de salud mental en distintos centros de salud y de atención primaria... No tiene que sufrir solo, nosotros estamos para apoyar a la persona que sufre", concluyó.

El suicidio es un problema mundial

Según informes de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), cada año más de 800 mil personas mueren por suicidio, sin sumar los intentos que no llegan a concretarse.

El organismo presentó en 2018 el Manual de Prácticas para el Establecimiento y Mantenimiento de Sistemas de Vigilancia de Intentos de Suicidio y Autoagresiones con el fin de "orientar la puesta en práctica de un sistema de vigilancia de los intentos de suicidio y autoagresiones en sus países respectivos", haciendo énfasis en que los suicidios son prevenibles siempre que haya las intervenciones oportunas.

El manual, destinado principalmente a los gobiernos y que está disponible en la página web de la OPS, detalla que "se ha procurado mejorar los registros de suicidios; sin embargo, si también se presta atención al registro de intentos de suicidio y, en particular de autoagresiones, se puede agregar información valiosa para el diseño de estrategias de prevención del suicidio, porque los precedentes intentos de suicidio son un importante factor de riesgo de ulteriores intentos y de suicidio". 

 

 

En Panamá, las estadísticas del Instituto Nacional de Estadística y Censo de la Contraloría General de la República indican que la tasa de suicidios es entre 3.1 y 3.5 por cada 100 mil habitantes. Mientras que estadísticas del Observatorio Centroamericano y República Dominicana de la Conducta Suicida detallan que en el istmo en 2018 se contabilizaron 100 suicidios, en 2017 hubo 124 y en 2016 fueron reportados 91, indicando que estas cifras son proporcionadas por el Ministerio de Salud (Minsa). 

 

 

El informe también muestra cifras de otros países. En el caso de Costa Rica, el registro más actualizado es de 2016 con 138 casos. El Salvador registra que en 2017 hubo 136 y en 2018 se contabilizaron 101.

Nicaragua y Guatemala no muestran registros en los últimos años, mientras que el último reporte de Honduras es de 2016 con 72 casos.

En tanto, en República Dominicana, según las estadísticas del Observatorio, hay elevadas cifras, pero que van en descenso, pues en 2016 hubo 726, en 2017 marcaron 575 y 310 en 2018. Belice tiene el registro de casos más bajos con 17 en 2016; 15 en 2017 y 19 suicidios en 2018.

 

 

Señales de alerta

Especialistas resaltan que el suicidio es prevenible, pues la persona suele mostrar algunas señales de alerta y es que hay una sintomatología, rasgos o características de un trastorno depresivo, personas que se aíslan, que no conversan mucho, no cuidan su aseo personal, no les gusta salir, son reservadas muy al extremo al punto que no hay grupos de amistad. También pasan de un estado de ánimo plano a decaído; sin embargo, hay personas que disfrazan la situación y son demasiado histriónicas, se ríen a carcajadas burlescas y de repente como que se les acaba la batería, esos factores indican que algo a nivel psicoemocional no está bien.

Esto fue detallado por Lizmaineth Hernández, psicóloga clínica y terapeuta, quien detalló que la presión económica, no tener un hogar fijo o estable, las deudas o no poder manejar la frustración, son cosas que de una u otra manera llevan a una idea errada y por ende al suicidio. Dijo que es un mito que siempre estos ocurren por un desamor.

La tendencia indica que existen más masculinos suicidas que féminas, por el hecho de que el varón suele reaccionar de una manera compulsiva, la mujer tiende a pensar y llevar las emociones junto a los sentimientos para luego actuar.

 

 

Hay personas con conducta suicida que incluso tienen planes, mas no le hallan sentido a la vida, "lo hacen porque tienen que hacerlo. No hay un amor por lo que hacen. No piensan en el sentimiento de los demás familiares y no porque no sientan, es que simplemente no le ven sentido, no hay una mayor importancia".

 

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La especialista recalca que estos factores son síntomas o características, mas no un diagnóstico. Y es que una cosa es la persona que haya sido diagnosticada con una patología de salud mental y otra es quien debido a factores externos llega a pensar que no existe otra salida.

El consumo de drogas y alcohol es un factor determinante, pues esta es otra forma de autolesión: "No me corto, pero igual me hago daño en el cuerpo", sumado a la agresividad, que puede llevar incluso a dañar física o verbalmente a quien trata de ayudarle.

Familiares deben superar el duelo y no buscar culpables

Una vez se da una tragedia familiar de un caso de suicidio, se recomienda que estos busquen apoyo en el manejo del duelo para superar la pérdida y no perder la unión como familia. Y es que el familiar muchas veces se siente culpable porque nunca detectó lo que estaba pasando.

Hernández destacó la importancia de esa ayuda profesional, pues la familia pasa a convertirse en víctima y queda con secuelas emocionales de pérdida, dolor y tristeza, pero en casos graves, si hay un miembro con tendencias a la depresión o baja autoestima, este acto que vio pudiera ser el detonante de una réplica de lo que ya vivió. "La mente es muy poderosa y te lleva a tener pensamientos donde tú simplemente ignoras y no sabes dividir tus pensamientos de la realidad que te ocasiona el dolor por la pérdida física de alguien".

La psicóloga cita que "los recuerdos no se pueden abrazar, pero tampoco se pueden borrar y siempre vas a tener a la persona memorable en ti, aunque sea un recuerdo, no muere (...). El hecho de que tu partas de este mundo quitándote la vida no te garantiza que lo vas a volver a ver".

'Si te vas a matar, mátate'

Cristóbal Nieto, psicólogo clínico del Instituto Nacional de Salud Mental (Insam) igualmente se refirió a que no hay una línea directa que indique que alguien se va a suicidar, sino una serie de conductas que llaman a la alerta. "Hay veces que la persona que tiene una intención suicida lo comenta, dice cosas como que me quiero matar, ya no quiero existir, me voy a alejar para siempre, quiero dejar de sentir el malestar que siento".

Y es que usualmente la persona que tiene ideas suicidas las comenta con amigos, con su pareja o familiares, "hay comportamientos que la persona tiene que son autodestructivos, tiende a aislarse, a apagarse poco a poco, a no hacer actividades sociales, tiende a una especie de aislamiento que es diferente".

 

 

El especialista enfatizó en que muchas veces la gente piensa que el suicida no dice nada y se queda callado. Pero la persona usualmente sí le comenta a alguien cercano la idea que tiene de querer matarse. Lo importante es que la familia no desestime lo que está pasando y lo tome en serio, pues ante esas frases que suelta la persona de que se hará daño, la gente a veces lo que hace es responderle, por ejemplo, "si te vas a matar, mátate" y no pone atención al dolor emocional de otra persona. "La sociedad está muy desensibilizada", acotó.

El experto detalló que hay personas que incluso intentan suicidarse de manera muy pasiva, no es que compran una soga para ahorcarse o una pistola, sino que van manejando y simplemente deciden estrellarse, son cosas como estas que pasan, no como un suicidio, sino como conductas autodestructivas. Y son precisamente estas conductas a las que también se debe estar atento, "cada vez que una persona tenga conducta autodestructiva, ya sea lesiones personales, conducta de riesgo, hay que observar y estar atento, porque todas son señales de que la persona tiene un dolor emocional que no está siendo tratado". A esto se le suma, tal como detalló Hernández, el consumo de droga o alcohol y hasta conductas sexuales de riesgo.

Muchas veces se cuestiona el por qué una persona llega a ese límite, pero expertos concuerdan con que el sujeto cree que el suicidio es una forma de acabar con el problema, porque ve que todo se acabó y no hay solución ni hay salida para seguir viviendo.

"Pero más allá de reconocer señales, la idea es brindar apoyo, de que vea que sí hay personas que están dispuestas a escuchar y que la vida tiene un sentido, que hay ayuda para esto", recalcó Nieto.

“Cuando se está ante una situación en la que se cree que alguien intenta hacerse daño, se debe principalmente escuchar”. El psicólogo mencionó también que muchas veces cuando se trata de adolescentes, se cree que es algo que se le va a pasar con la edad y no los escuchan, no se está abierto a conversar, pero si la persona lo comenta, lo ideal es derivar el caso a un especialista para que entre a un tratamiento. "Hay un protocolo de atención indicado para cada persona que tiene intención suicida, para que logre mejorar su calidad de vida".

 

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