Sucesos - 05/4/19 - 01:00 PM
"Oscarín, yo te perdono", dijo el papá de la niña asesinada en El Tecal
En lo alto de la iglesia y teniendo a su espalda a Jesús Sacrificado, Chanis dijo con voz enérgica: Oscarín me mató a mi hija, me mató a mi suegra, me mató a mi esposa y me quitó parte de mi vida.
¡Te perdono Oscarín, en el nombre de Dios", dijo el capitán del servicio de Unidad Comunitaria Erick Alberto Chanis, padre de Erika Nicole Chanis Cerrud, la menor de 4 años. quien junto a su abuela Norma Edith Aranciabia y su madre Norma Edith Cerrud Arancibia, fue asesinada el pasado domingo por su hermano Oscar González Cerrud, en El Tecal, distrito de Arraiján
Las palabras de Chanis resonaron en la basílica Menor Don Bosco, donde se realizaron las ceremonias fúnebres de las dos mujeres y la niña.
Las palabras de Chanis resonaron en la basílica Menor Don Bosco, donde se realizaron las ceremonias fúnebres de las dos mujeres y la niña.
"Oscarín” asesinó a su madre, abuela y hermana utilizando un objeto contundente y un pequeño machete, evidencia que intentó ocultar de las autoridades del Ministerio Público.
En lo alto de la iglesia y teniendo a su espalda a Jesús Sacrificado, Chanis dijo con voz enérgica: Oscarín me mató a mi hija, me mató a mi suegra, me mató a mi esposa y me quitó parte de mi vida. Pero, Oscarín yo te perdono, en el nombre de Dios".
El hombre no pudo contenerse y su voz se quebró al mencionar las últimas palabras, que al repetirlas se escucharon como un susurros, y se perdieron en medio de los aplausos de familiares, amigos, conocidos y curiosos que se encontraban en el templo.
En lo alto de la iglesia y teniendo a su espalda a Jesús Sacrificado, Chanis dijo con voz enérgica: Oscarín me mató a mi hija, me mató a mi suegra, me mató a mi esposa y me quitó parte de mi vida. Pero, Oscarín yo te perdono, en el nombre de Dios".
El hombre no pudo contenerse y su voz se quebró al mencionar las últimas palabras, que al repetirlas se escucharon como un susurros, y se perdieron en medio de los aplausos de familiares, amigos, conocidos y curiosos que se encontraban en el templo.
LEE TAMBIÉN: Llanto y dolor en el adiós de las tres mujeres asesinadas en El Tecal
En la iglesia, algunas personas vestían suéteres con los rostros de las tres víctimas y sostenían en sus manos algunas rosas rojas. Las lágrimas de algunos presentes corrían por sus mejillas. Hombres y mujeres lloraban por igual. En el templo de Don Bosco, el patrono de los jóvenes, también habían niños. El dolor era manifiesto y perceptible.
"Yo sé que Norma me mira todos los días y me habla al oído y me dice: Papá, tienes que perdonar, tienes que perdonar a "Oscarin", narró Chanis quien dijo además, que en los últimos días no ha podido comer ni dormir.
En el emotivo mensaje, el uniformado habló de su relación con su esposa y su suegra, a quien llamaba cariñosamente "Mi vieja". Aseguró ser la persona más agradecida del mundo por haber tenido la mejor familia del mundo e indicó que sabe que desde el cielo lo están mirando.
Minutos después, los cuerpos salían del templo, en medio de una calle de honor que formaron estudiantes del centro educativo de Veracruz, camino al Jardín de Paz, última morada de las dos damas y la pequeña Erika.
En la iglesia, algunas personas vestían suéteres con los rostros de las tres víctimas y sostenían en sus manos algunas rosas rojas. Las lágrimas de algunos presentes corrían por sus mejillas. Hombres y mujeres lloraban por igual. En el templo de Don Bosco, el patrono de los jóvenes, también habían niños. El dolor era manifiesto y perceptible.
"Yo sé que Norma me mira todos los días y me habla al oído y me dice: Papá, tienes que perdonar, tienes que perdonar a "Oscarin", narró Chanis quien dijo además, que en los últimos días no ha podido comer ni dormir.
En el emotivo mensaje, el uniformado habló de su relación con su esposa y su suegra, a quien llamaba cariñosamente "Mi vieja". Aseguró ser la persona más agradecida del mundo por haber tenido la mejor familia del mundo e indicó que sabe que desde el cielo lo están mirando.
Minutos después, los cuerpos salían del templo, en medio de una calle de honor que formaron estudiantes del centro educativo de Veracruz, camino al Jardín de Paz, última morada de las dos damas y la pequeña Erika.