Vida - 08/8/19 - 02:00 PM

Limpiabotas agonizan entre zapatillas y materiales sintéticos

Muchos de los lustradores de zapatos se dedican al oficio porque no consiguen un trabajo formal, incluso tienen que realizar servicios profesionales para poder subsistir.

 

Por: Ana Quinchoa / Estudiante de Periodismo -

Eran los más buscados. Se ubicaban en su mayoría en zonas como Calidonia y Santa Ana, y caballeros, damas y estudiantes recurrían a ellos para lucir calzados como nuevos.
En años pasados, los limpiabotas eran tan comunes como los buhoneros que se encuentran en estos días, rememora el historiador, Rommel Escarreola, sin embargo, ejercer dicha tarea ahora no es fácil, por eso, el oficio escasea.

A pesar de que una lustrada tiene un precio que ronda el dólar con cincuenta, son pocas las personas que buscan el servicio de un lustrador, pues, con la entrada y uso de una variedad de calzados, la profesión quedó rezagada.

Las circunstancias han forzado a los pocos boleros a encontrar estrategias para seguir en el mercado, una de ellas, es la limpieza de las zapatillas, un calzado que precisamente tiene mucho que ver con su poca presencia.

Roger Martínez se dedica a lustrar zapatos desde su niñez y reconoce que es muy complicado dedicarse al oficio en estos tiempos, pero, siempre hay clientes, incluso mujeres, aunque no son frecuentes por la vergüenza de sentarse en las sillas limpiabotas.

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Martínez ha tenido trabajos formales, pero, por ser temporales, hay momentos en los que se queda sin laborar, entonces es ahí cuando regresa a donde empezó para ganarse el dinero de forma honrada.

 

Jemito Serrano es otro limpiabotas que se dedica a la profesión desde hace tres años. El chiricano afirma que el negocio era más productivo antes de que los reubicaran al final del parque Santa Ana.

Serrano se refiere a los movimientos que hizo la Alcaldía de Panamá en el 2017 para recuperar espacios en la cuidad. Los lustradores fueron reubicados y se les entregaron nuevas cabinas limpiabotas.
"Antes me ganaba 20 dólares diariamente y ahora hay veces que solo tengo tres clientes al día...aunque el traslado fue en la misma zona, las cosas cambiaron y perdimos muchos clientes", lamenta Serrano.

Sin embargo, abogados,policías, periodistas y personalidades del gobierno siguen solicitando el servicio.

Los limpiabotas dicen que los fines de semana son buenos para ellos, porque los caballeros llegan a dejarle hasta diez pares de zapatos y se pueden ganar hasta 20 dólares.

Otro de los inconvenientes que tienen los boleros es conseguir el betún de colores llamativos: rojo, amarillo, azul y violeta, porque no se comercializan en Panamá y por ende, tienen que pedir apoyo a sus amigos para que les traigan los productos en Colombia.

 

"Mejor lo limpio con un pañito"

El historiador, Rommel Escarreola recuerda también que muchos eran los jóvenes los que se interesaban por el oficio de lustrar zapatos, pero eso quedó en el pasado.

"Los muchachos lustraban zapatos para ganarse unos reales en vacaciones escolares", cuenta pero, al parecer, a la juventud actual no le inquieta realizar ni buscar el servicio.

Conversando con un grupo de jóvenes, solo uno confesó haber utilizado el servicio de los limpiabotas y solo porque asistiría a una cita y "no quería llevar los zapatos sucios". El resto mencionó que nunca se había sentado en una silla de limpiabotas.

Y no es que no se preocupan por el cuidado del calzado, sino, porque prefieren limpiar los zapatos por su cuenta. Si por alguna razón se llegan a ensuciar antes de llegar a su destino, buscan la manera de limpiarlo con una servilleta o un "pañito", confesaron.

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