"Relación amor-odio” entre repartidores de comida a domicilio y aplicaciones
"Es una relación de amor - odio", es decir, amo poder tener horarios flexibles y obtener un ingreso extra, pero odio la mala paga, la contracción del mercado y la falta de apoyo de las plataformas a la hora que uno tiene un accidente", sustentó.
La flexibilidad en los horarios, el dinero extra y la comunidad de apoyo que han creado los repartidores que trabajan en México para distintas aplicaciones de entrega a domicilio, mantienen una especie de relación de 'amor - odio', ya que esos detalles positivos se contraponen con la alta tasa de accidentes de tránsito (colisión-atropello), la decreciente paga y la precaria situación económica de ese país norteño que cada día empeora.
Según narró Paco a Infobe, hace un año unas 50 mil personas laboraban como repartidores para las distintas plataformas de entrega que operan en México, pero actualmente esa cifra se ha duplicado, lo que ha traído como consecuencia que pasen hasta cuatro horas antes de que un mensajero logre que le llegue la orden para la entrega de un pedido.
Como si esto fuera poco, las plataformas han ido reduciendo la ganancia que recibe el repartidor por cada entrega, ya que según Paco antes le pagaban 30 pesos mexicanos (1.55 dólares americanos) y poco a poco y sin previo aviso y/o consulta, las plataformas han ido disminuyendo esa la ganancia al punto de que de 30 pesos pasaron a 29, luego bajaron a 28 hasta llegar a los 27 pagan ahora.
"Es una relación de amor - odio", es decir, amo poder tener horarios flexibles y obtener un ingreso extra, pero odio la mala paga, la contracción del mercado y la falta de apoyo de las plataformas a la hora que uno tiene un accidente", sustentó.
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Al ser cuestionado por qué no renuncia, según Paco la respuesta es sencilla, todo está relacionado con la difícil situación económica de México que lo obliga a continuar laborando como repartidor, ya que con lo que gana extra con este segundo empleo puede nivelar su ingreso para así mantenerse él, a su esposa, sus hijas y a sus mascotas.
Para realizar este trabajo los mensajeros deben exponer su vida en medio de duro tráfico mexicano en donde los accidentes están a la orden del día, por lo cual cada entrega puede ser la última. La cosa es tan grave que tan solo en el mes de septiembre el colectivo #NiUnRepartidorMenos, (grupo de apoyo organizado los mismos mensajeros), contabilizó 364 accidentes de los cuales dos fallecieron y en los que, al menos uno de ellos estuvo involucrado.
Hace siete meses José Luis Ávila, quien lleva 8 años laborando como repartidor, se sumó a la lista de víctimas de accidentes de tránsito. Él fue atropellado por un automóvil cuyo conductor se dio a la fuga en la alcaldía Benito Juárez. Ese día aprendió tres cosas: que en la ciudad de México hay poca educación vial, que el sistema de salud público es deficiente y la empresa en la que trabaja no lo apoya.
Esta dura realidad que deben enfrentar los repartidores en México se replica en otros países con las mismas características u otras muy parecidas.