Vida - 09/5/20 - 01:15 PM
Un estudio detecta coronavirus en el semen de pacientes
Incluso si el virus no puede replicarse en el sistema reproductivo masculino, este puede persistir, indican los autores, “posiblemente como resultado de la privilegiada inmunidad de los testículos”.
El coronavirus SARS-CoV-2 ha sido detectado en muestras de semen de pacientes de COVID-19, tanto enfermos como en recuperación, según un estudio realizado en China que no determina si sería contagioso.
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Mucho es lo que todavía se desconoce sobre esta enfermedad y los estudios científicos buscan en todas direcciones, aunque no siempre arrojan los mismos resultados. De hecho, un informe anterior señalaba que no se había encontrado coronavirus en semen.
De una muestra de 38 pacientes, seis (15,8 %) dieron positivo por coronavirus en el semen, según el estudio que firman Weiguo Zhao, del Hospital General de Ejército en Pekín y Shixi Zhang, del Hospital de la Municipalidad de Shangqiu y que publica JAMA.
El estudio se realizó, entre enero y febrero, con pacientes de más quince años; 23 enfermos (60,5 %) se estaban recuperando y 15 (39,5 %) permanecían aún en fase severa de la infección.
Cuatro de los positivos (26,7%) pertenecían al grupo de los pacientes en fase aguda de la enfermedad, mientras que dos (8,7 %) eran de los ya recuperados lo que, según el estudio, es “particularmente notable”.
Sin embargo, no se encontraron diferencias significativas entre los resultados positivos y negativos en relación con la edad, el historial de enfermedad urogenital, días desde el inicio de la enfermedad, comienzo de la hospitalización o desde la recuperación clínica.
Los investigadores descubrieron que “el SARS-CoV-2 puede estar presente en el semen de pacientes con COVID-19, y que el coronaviurs puede aún ser detectado en el semen de los pacientes en recuperación”, señala el estudio.
Incluso si el virus no puede replicarse en el sistema reproductivo masculino, este puede persistir, indican los autores, “posiblemente como resultado de la privilegiada inmunidad de los testículos”.
Así, sugieren que la abstinencia o el uso de preservativo podría considerarse como un medio preventivo para estos pacientes.
En todo caso, advierten de que el estudio es limitado por el pequeño tamaño de la muestra y el breve seguimiento posterior, por lo que se necesitan más investigaciones sobre la eliminación del virus, la supervivencia en el tiempo y concentración en el semen.
“Si futuros estudios pudieran probar que el SARS-CoV-2 puede transmitirse por vía sexual”, esta podría ser una parte “fundamental” de la prevención de la transmisión, especialmente si se tiene en cuenta que el virus se detectó en el semen de pacientes en recuperación, dice la investigación.
Otra investigación publicada a mediados de abril por la Universidad de Salud de Utah (EE.UU.) indicaba que es “poco probable” que la COVID-19 se transmita por el semen.
El estudio, también realizado en China, enroló a 34 hombres que habían tenido la enfermedad de forma leve o moderada y “no encontró evidencias del virus que causa la COVID-19 en el semen” o los testículos de los pacientes.
Aunque advertía de que no era “lo suficientemente exhaustivo como para descartar por completo la posibilidad de que la enfermedad pudiera transmitirse sexualmente. Sin embargo, las posibilidades de que ocurra, basándose en este limitado estudio, parecen ser remotas”.
Mucho es lo que todavía se desconoce sobre esta enfermedad y los estudios científicos buscan en todas direcciones, aunque no siempre arrojan los mismos resultados. De hecho, un informe anterior señalaba que no se había encontrado coronavirus en semen.
De una muestra de 38 pacientes, seis (15,8 %) dieron positivo por coronavirus en el semen, según el estudio que firman Weiguo Zhao, del Hospital General de Ejército en Pekín y Shixi Zhang, del Hospital de la Municipalidad de Shangqiu y que publica JAMA.
El estudio se realizó, entre enero y febrero, con pacientes de más quince años; 23 enfermos (60,5 %) se estaban recuperando y 15 (39,5 %) permanecían aún en fase severa de la infección.
Cuatro de los positivos (26,7%) pertenecían al grupo de los pacientes en fase aguda de la enfermedad, mientras que dos (8,7 %) eran de los ya recuperados lo que, según el estudio, es “particularmente notable”.
Sin embargo, no se encontraron diferencias significativas entre los resultados positivos y negativos en relación con la edad, el historial de enfermedad urogenital, días desde el inicio de la enfermedad, comienzo de la hospitalización o desde la recuperación clínica.
Los investigadores descubrieron que “el SARS-CoV-2 puede estar presente en el semen de pacientes con COVID-19, y que el coronaviurs puede aún ser detectado en el semen de los pacientes en recuperación”, señala el estudio.
Incluso si el virus no puede replicarse en el sistema reproductivo masculino, este puede persistir, indican los autores, “posiblemente como resultado de la privilegiada inmunidad de los testículos”.
Así, sugieren que la abstinencia o el uso de preservativo podría considerarse como un medio preventivo para estos pacientes.
En todo caso, advierten de que el estudio es limitado por el pequeño tamaño de la muestra y el breve seguimiento posterior, por lo que se necesitan más investigaciones sobre la eliminación del virus, la supervivencia en el tiempo y concentración en el semen.
“Si futuros estudios pudieran probar que el SARS-CoV-2 puede transmitirse por vía sexual”, esta podría ser una parte “fundamental” de la prevención de la transmisión, especialmente si se tiene en cuenta que el virus se detectó en el semen de pacientes en recuperación, dice la investigación.
Otra investigación publicada a mediados de abril por la Universidad de Salud de Utah (EE.UU.) indicaba que es “poco probable” que la COVID-19 se transmita por el semen.
El estudio, también realizado en China, enroló a 34 hombres que habían tenido la enfermedad de forma leve o moderada y “no encontró evidencias del virus que causa la COVID-19 en el semen” o los testículos de los pacientes.
Aunque advertía de que no era “lo suficientemente exhaustivo como para descartar por completo la posibilidad de que la enfermedad pudiera transmitirse sexualmente. Sin embargo, las posibilidades de que ocurra, basándose en este limitado estudio, parecen ser remotas”.