Yodo, nuevo destructor de la capa de ozono
Se sabía que el ozono atmosférico puede ser destruido por sustancias químicas con cloro, flúor o bromo. Ahora se ha descubierto que también le afecta el yodo, cuyas emisiones desde el mar están aumentando con un efecto positivo o negativo, según la zona de la atmósfera donde actúe.
Clorofluorocarbonos, hidroclorofluorocarbonos, halones, bromuro de metilo, tetracloruro de carbono. Estas son las principales sustancias destructoras del ozono atmosférico, un compuesto cuya molécula está formada por tres átomos de oxígeno y que, a temperatura y presión ambiente, se encuentra en forma de gas.
Ahora se ha descubierto que existe otro elemento químico que reacciona al entrar en contacto con el ozono de la atmósfera, destruyendo esta variante molecular del oxígeno y que, además, proviene de una fuente insospechada: el yodo que emiten los océanos al aire.
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Curiosamente, la acción destructora del yodo oceánico sobre el ozono atmosférico, tiene consecuencias opuestas sobre la salud y la naturaleza, dependiendo de la capa de la atmósfera donde actúe. Siendo sus efectos positivos a baja altitud y negativos a gran altitud, según muestran dos estudios científicos recientes.
El primer trabajo, un estudio internacional publicado en la revista científica PNAS, revela que las mediciones efectuadas desde aeronaves en una zona de la estratosfera indican que las emisiones oceánicas de yodo destruyen la capa de ozono atmosférica.
Las autores de este trabajo apuntan que los actuales modelos globales que simulan el comportamiento de la capa de ozono no consideran la química del yodo, cuyas emisiones marinas han aumentado en las últimas décadas y propagándose a la capa atmosférica conocida como troposfera superior-estratosfera inferior o UTLS.
IMPACTO EN LA ZONA DE TRANSICIÓN ATMOSFÉRICA.
La UTLS es una transición entre la troposfera, es decir la capa de la atmósfera que está en contacto con la superficie terrestre y se extiende hasta unos 10-12 kilómetros de altitud, y la estratosfera, que es la región de la atmósfera situada entre los 10 y 40-50 kilómetros.
El segundo estudio internacional al respecto, liderado por investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) español, señala que las emisiones oceánicas de yodo, junto con las de bromo y cloro, ayudan a reducir el ozono troposférico.
Los hallazgos, publicados en la revista Nature Climate Change, revelan la gran capacidad de estos compuestos denominados halógenos reactivos y emitidos desde los océanos, para regular la carga de ozono troposférico- que en esa capa es un gas contaminante de efecto invernadero- al destruirlo.
El doctor Alfonso Saiz-López, investigador y jefe del Grupo de Química Atmosférica y Clima del Instituto de Química Física Rocasolano del CSIC, ha participado como autor en ambos estudios y lleva 20 años trabajando en esta temática.
Consultado por Efe sobre el significado de estas dos investigaciones relacionadas con los efectos del yodo oceánico en el ozono atmosférico, explica que “estamos hablando de dos regiones de la atmósfera totalmente diferentes, donde el impacto del yodo destruyendo ozono puede tener implicaciones muy distintas”.
DESTRUYENDO EL OZONO ‘BUENO’ Y EL ‘MALO’.
“En el primer artículo es donde descubrimos la presencia del yodo en la estratosfera, es decir en la región donde se encuentra la capa de ozono que nos protege de la radiación ultravioleta dañina, y su destrucción de ozono estratosférico (ozono "bueno")”, señala Saiz-Lopez.
Explica que en este caso se trata de “algo negativo, porque reduce la capacidad de esta región de la atmósfera para protegernos de la radiación ultravioleta”.
Apunta que en el segundo artículo “hablamos de la capacidad del yodo de destruir ozono troposférico, es decir de la parte baja de la atmósfera donde transcurre la vida y donde el ozono es un contaminante dañino para la salud humana y vegetal”.
“Por tanto, destruir este ozono "malo", como hace el yodo, es planteado como una implicación positiva”, explica este científico.
El hecho significativo es que se ha descubierto que, en las complejas interacciones y dinámicas entre la atmósfera y los gases que se emiten desde la Tierra, está interviniendo un protagonista secundario: el yodo emitido por los océanos, cuyo papel es más importante de lo que se pensaba y cuya futura investigación podría deparar aún más sorpresas.
Por Ricardo Segura.