¡Hasta siempre, Ñato!
Hoy, con mucho sentimiento, extraigo de mis archivos esta valiosa joya, testimonio elocuente de una jornada de preparación para el match de revancha con Gómez.
Corrían los años 70 y Ñato se preparaba para conceder el desquite al venezolano Antonio Gómez, a quien despojó de la corona de los plumas meses antes en Maracay, Venezuela.
Ñato dio una verdadera paliza al sudamericano y en el encuentro de revancha en el Nuevo Panamá la golpiza fue mayor retirando del boxeo a Gómez.
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Hoy, con mucho sentimiento, extraigo de mis archivos esta valiosa joya, testimonio elocuente de una jornada de preparación para el match de revancha con Gómez.
En ella, observó sobre el ring, como Ñato hacía guantes con otro grande ya en la Eternidad, Jaime El Cieguito Maravilloso Ríos. Hoy muy temprano, mi hijo Ismael, me informa desde la Florida el deceso de Ñato. No podía creerlo.
Apenas el sábado disfruté en el programa de JCT el video histórico de su coronación en la Maestranza César Girón de Maracay a principios de los 70. Se van poco a poco nuestros grandes del boxeo.
Hombres que dieron muchas jornadas de alegría a un pueblo que sabe amar a sus héroes. Ayer Eusebio, antes el Cieguito. Ellos no mueren. Están en el Olimpo de los grandes atletas que esta pequeña nación ha dado al Orbe.
Nuestros encuentros en Portobelo, Ñato, nunca serán olvidados. Descansa en paz, caro amigo. ¡Grande entre los grandes!